Ecuador es un tigre

POR: Ramiro Ruiz R.

Rafael Correa estuvo convencido que Ecuador avanzaba por la vía del desarrollo. Por esta certeza bautizó al país como el nuevo “Tigre de América Latina”. Un título que ganaron algunos países asiáticos porque invirtieron en conocimiento, tecnología, educación, salud, y desarrollo en infraestructura, cultura, deporte de niños, jóvenes y adultos. Con esfuerzo llegaron a desterrar actitudes y conductas negativas, y cambiaron aprendiendo a respetar al otro, amar al trabajo. Combinaron la cultura milenaria con las corrientes de pensamiento universales actuales.

Vale la pena una aproximación a la historia de los cuatro tigres asiáticos. Entre 1945 y 1990, en los años de Guerra Fría, se les observó como potencias. Las principales economías que se han desarrollado vertiginosamente son Corea del Sur, Hong Kong, Singapur y Taiwán. Demostraron al mundo un crecimiento en calidad, cantidad y bajo precio en sus productos alcanzando mercados internacionales. A mediados del 2010, aprovecharon las ventajas tecnológicas y las políticas de importación, y después, orientaron las exportaciones. Estos países han cambiado paradigmas mundiales.

El éxito lo consolidaron en la abundancia de mano de obra, salarios bajos, largas jornadas de trabajo, creación de zonas francas portuarias. Las empresas producen sin pagar impuestos de aranceles aduaneros y trabajan con una legislación especial en materia laboral.

Este progreso tuvo impactos auténticos. En Corea existe una fuerte protección al sector industrial en relación a la competencia extranjera, incluso al ingreso de capitales. El proceso de modernización de Hong Kong se fundamentó en la libertad de las inversiones extranjeras sin intervención del Estado. En Singapur, las multinacionales ocupan un lugar fundamental que no tienen en el resto de la región. Las industrias mecánicas y petroquímicas estratégicas de Taiwan pertenecen a empresas públicas, controlan que las importaciones no sean mayores a las exportaciones.

Ecuador no tiene ninguna característica de los “tigres”. Sólo es un espejismo. Terminaron diez años de revolución y Rafael Correa no se equivocó. Los gobernantes crearon la imagen de un tigre. Ellos, cada uno de los ministros, asambleístas, secretarios y subsecretarios fueron y son tigres.

Tigres, animales hermosos. En este año la justicia intenta sacar los pelos de unos cuantos. Los ecuatorianos miran con pavor el territorio de cada tigre: justicia, petróleo, medios de comunicación, asamblea, energía eléctrica, agricultura, turismo, felicidad. Cada ministerio con su tigre. De cada pelo que recoja la justicia, dejará al descubierto un agujero de corrupción.

Es un problema espantoso. Sumando el dinero de cada uno de los gobiernos de la historia de este país, no alcanzan los dólares que se llevaron los correístas y dejaron que otros lo arranchen. Ciertamente, harían falta muchas vidas para gastarse ese dinero y más todavía, recuperar miles de millones.