Se va la vida…

Luego del devastador terremoto de Imbabura en 1868 que dejó hondas repercusiones con signos de desgracia total en sus habitantes, se generó en los ibarreños, especialmente, una milagrosa reacción, un aire de grandeza, una clarividencia de revelación deslumbrante, pues de la resignación hicieron fuente generadora de ilusiones, nuevos sueños y sacudidas, para emprender con voces de victoria el ya legendario Retorno de 1872. Los muertos se contaron por miles, y los sobrevivientes casi por docenas, pero hicieron de su morada temporal un templo de reflexión, y luego de enterrar a sus familiares, muchos ya en suprema orfandad, iniciaron una nueva jornada para sentar sus pies en la Ibarra de siempre y por siempre.

Pero, cuando también fallecía el siglo, el del signo fatal, los ancianos iban rindiendo tributo a la vida y se despedían por jornadas y ritmos existenciales. Y se formaban los nuevos hogares y brotaban las nuevas generaciones de finales del XIX y de comienzos de un nuevo segmento secular en un tiempo que apuraba otros destinos. Y así Ibarra, la Ciudad Blanca, fue cantada y honrada por una generación de abuelos que sintieron y vivieron el siniestro, pero que se reconciliaron con la propia naturaleza que esplendente ofrecía su paisaje, sus ríos, sus aves, y el mismo volcán erguido y siempre vigilante.

Y a estas alturas de la vida y los tiempos, la siguiente generación que cimentó una identidad de profunda “Ibarreñidad”, se ha ido dolorosamente agotando, poco a poco, con la partida de sus últimos hijos, dejándonos el encargo de trasmitir a los jóvenes de ahora los valores que supieron crear, conducir y que nos legaron como mandato social.

Por ello mucho nos duele su partida, la de Fabián Cabezas Albuja, último representante de los ocho vástagos del matrimonio a todas luces ibarreño del doctor Luis Cabezas Borja- el primer alcalde ibarreño- y la señora Isabel Albuja Almeida; y de doña Piedad Nieto Sandoval, descendiente por ambas vertientes de familias notables identificadas con nuestra ciudad y su verdadera historia de progreso y donaire.

En este doloroso tránsito generacional, nuestro pesar a todos los acongojados familiares y nuestras siemprevivas en sus tumbas…