El sistema…

POR: José Albuja Chaves

Decía Marden: “nadie conoce mejor los obstáculos, sus vueltas, recodos, trampas, riesgos, peligros y atajos del camino como quien lo ha recorrido”.

El hombre, inquieto como es y hasta confiado, siempre ha buscado moldear a la naturaleza para servirse de ella y para aprovecharla de la mejor manera, no solamente para los fines de su propia subsistencia, sino también que ha dado pasos importantes en su devenir histórico creando las condiciones adecuadas para su felicidad.

Pero sus inventos, adelantos, creaciones, instrumentos, sus mismos descubrimientos y las condiciones de lo que se denomina desarrollo y progreso, muchas veces se ha tornado en su contra y, aún, han llegado a su propia destrucción. Una simple muestra de este aserto es la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki, a mediados de los 40.

Por último, la televisión alienante, morbosamente materializada y llena de “culebrones” que toca digerirlos con la avidez del pan nuestro de cada día, el mismo que poco a poco se ha vuelto tan esquivo como tristemente amargo. Y claro la telefonía celular con acceso a múltiples servicios que mantienen a sus fieles usuarios en el limbo las 24 horas del día.

En mi infancia recuerdo que la mejor manera de atacar al comunismo y desprestigiarlo era satanizando el sistema de colas que los rusos hacían para adquirir víveres e insumos y lo contrastaban con las facilidades que el mundo occidental y capitalista ofrecía.

Ahora, con el único dueño del mundo que queda -sin despreciar a los chinos y los mismos rusos- y la tecnología globalizada para armar y desarmar guerras, como que el voraz imperialismo de perversa ubicuidad nos vuelve consumidores de una perversa tecnología y de una despreciable chatarra en materiales y hasta en alimentos y drogas de uso humano..

Estimado lector, ¿usted acaso no tiene que hacer colas en los bancos, financieras, ANT, IESS, Registro Civil, hospitales, mercados, estadios, plazas de toros, licorerías, discotecas, juzgados, comisarías, municipios, oficinas de tránsito, etc.?

¿Cuántas veces ha tenido que reprimir sus iras por la “ida del sistema”?

¡Le compadezco!