VISITANDO EL DESPILFARRO

El vicepresidente de la República, el guayaquileño Otto Sonnenholzner, al parecer, el pasado jueves, sucumbió a la curiosidad y se dio una escapada a Urcuquí a conocer una de las obras más emblemáticas del gobierno anterior. Allí, paso a paso, constató personalmente las mentiras que la propaganda puede crear para engañar a los ciudadanos.

Su recorrido duró algo más de dos horas, y visitó la biblioteca, las aulas, la residencia de profesores y estudiantes, los edificios sin terminar, abandonados y hasta las tierras feraces que fueron expropiadas a hacendados y ganaderos que hasta ese momento daban de comer a todo el norte del país y que hoy permanecen ociosas y abandonadas.

El Vicepresidente no dio declaraciones a la prensa ni pronunció un discurso, pero los reporteros que lo acompañaban fueron testigos de los diálogos con las autoridades de ese centro académico, con sus profesores y con sus estudiantes, quienes le suplicaron la terminación de aulas y laboratorios que hace años lucen vacíos.

En esos diálogos, el vicepresidente dijo a los estudiantes, dos cosas, la primera: “Siempre que estén aquí, piensen en lo que se hizo mal y hagan esfuerzos para que estos errores no se repitan”, y agregó “con los más de 400 millones de dólares que hay aquí, hubiésemos podido haber hecho muchas otras cosas”. La indignación del funcionario era evidente. Las muestras del despilfarro no podían ocultarse.

Luego les dijo: “Aquí estamos viendo cómo solucionamos un problema que heredamos, pero ustedes deberían reclamar por el desastre que han hecho aquí, con 400 millones de dólares. Y eso es lo que a mí me preocupa, que los jóvenes no interpreten cuál es el mayor de los problemas, que es el irrespeto a los recursos públicos”. El Vicepresidente había puesto el “dedo en la llaga”, los estudiantes como la gran mayoría de los ecuatorianos reclamamos solamente lo que afecta al bolsillo propio, pero nos olvidamos que vivimos en una pequeña sociedad que demanda una gran solidaridad.

En estos momentos de crisis política y económica debemos recordar que el despilfarro y la prepotencia no son valores que debemos practicar. Que los escasos recursos con los que cuenta el país deben acudir a brindar solución a las graves falencias y grandes necesidades de todo el conglomerado social, y no a alimentar a unos delincuentes de cuello blanco disfrazados de propagandistas y politiqueros.