Formas y maneras

POR: Ruby Estévez

Erróneas son las que inventamos los seres humanos permitiendo que la vida pierda su esencia y valor; no confiamos en la lógica de los acontecimientos, no utilizamos los poderes ilimitados de la mente, hacemos a un lado los principios de la recta razón y la salvaguarda de cuanto pueda haber desagrado en la vida del hombre.

Cuántas veces queremos vivir la vida de otros y no la nuestra, criticamos errores ajenos y no mejoramos lo nuestro; a diario vivimos lamentándonos por haber fracasado y no buscamos alternativas para volver a empezar y lograr el triunfo. Son muchas las formas y maneras de perder el tiempo, la vida misma, cuando la brillantez del esfuerzo le dejamos opacar por el egoísmo y la ambición; cuando no comprendemos ni valoramos que el trabajo sea cual fuere dignifica y santifica al ser humano. Muchos se pasan envidiando a los demás y nada de superarse a sí mismos, viven enfocados en cosas negativas sin disfrutar de las cosas buenas.

La vida tiene sentido cuando miramos positivamente, entonces podemos amar el mundo. Si nuestro lenguaje tiene amor y respeto el mundo nos amará; lo más bello y apreciado está en nuestras nobles acciones porque podemos mirar con el corazón y sentir por los ojos. Humanamente todos valemos por nuestra inteligencia, estudio, experiencia, valores, talentos y facultades, pero la problemática del ser humano es poseer ciertos laberintos de ideas, creencias, somos dueños exclusivos de la verdad aunque estemos equivocados.

Estamos llamados por honestidad y buenas intenciones, analizar el origen de nuestras desviaciones y manifestaciones, todo depende de nuestro alto grado de formación y visión humana, ella nos pide desechar posturas erróneas, actuar de buena fe y con voluntad, dejando que nuestros oídos se recreen con la viveza de la palabra inspirada.

Tenemos en nuestras manos una riqueza inagotable llena de historia y humanidad como para dejar que la vida se pierda en fatuidades y necedades; tenemos mucho capital para engrosar nuestras reservas para una vida sana y saludable, no es justo ser extraños a nuestra propia sangre por no saber lo que es y lo que vale. Nuestra vida se inquieta y angustia por malos pensamientos, acciones, por inseguridad, desviaciones, por falta de perspectiva y ganas de cambiar la vida, eso es vivir sin horizonte, se nos escapa las estrellas, las flores, la luz fascinante de un nuevo día, vivimos flotando en el aire ingrávidos en plena atmósfera esperando una nueva caída.

Nunca olvidemos que la vida no se pierde cuando dejamos de respirar, sino cuando dejamos de ser felices, por no utilizar nuestras virtudes personales, ella seguirá manifestándose implacable unos casos, en otros agradable si podemos sacar luces claras y hacer uso de principios firmes que guíen nuestra conducta y nos ayude a no desfallecer.