Moliendo café

POR: Germánico Solis

Fue muy popular la canción Moliendo Café en el siglo pasado, largo el tiempo en que las emisoras difundieron el tema, recapitulación de los amores de un hombre y sus penas en la molienda de café. Mas, la canción no es casualidad, es la historia de la humanidad albergada por el cantor. Aquella pepita que vincula costumbres, trabajo, amor y la avenencia de los pueblos a utilizarla como balsámica bebida, causa de la poesía, canciones, política, negocios, generadora de economía, o simplemente autora del placer que dejan los sorbos.

El café es originario del África, su consumo aparece en el siglo XV en los monasterios sufíes de Yemen, siendo los musulmanes los que extendieron el café a Italia. Luego se hizo popular en el resto de Europa, en Indonesia y América. El café ha tenido una función muy importante en la mayoría de sociedades a lo largo de la historia. En África y en Yemen, fue utilizado en las ceremonias religiosas, ocurriendo incluso que la Iglesia de Etiopía prohibiera su consumo.

Hoy, la tasita de café es cortesía, válida para hablar de algo, hacer un trato, presente en los establecimientos comerciales para dar la bienvenida, y desde mucho tiempo para beberla en casa solos o en familia.

Nuestras costumbres e idiosincrasia habituaron que el jarro de café fuera inevitable en la mañana y considerado desayuno si se sumaba un pan. A lo mejor es la sensación subjetiva para los sentidos la que hace necesaria la presencia del café en la humanidad. De toda suerte, hay familias que consideran al café como un ingrediente consustancial a la vida familiar y social. Fueron las abuelas las que utilizaron el café de “chuspa”, luego del proceso de escogimiento del grano, la mezcla con el haba y elementos que luego de tostarlos hacían inigualables el color y aroma.

Actualmente hay una variedad de cafés que se aprecian por la procedencia y cuidados, se ofertan en varias texturas y calidades. La bebida está en cafeterías, oficinas, hogares, siendo la variedad la que inclina a quedarse con preparaciones clásicas o modernas. En fin, solo apuntar a tomar café, incita empatías y seducciones universales, más si es probado en buena compañía y en horas de la tarde.