196 años de la Batalla de Ibarra

Historia. Tremendo fue el ataque y terrible la resistencia. Pero la visión del estratega primó para la victoria.
Historia. Tremendo fue el ataque y terrible la resistencia. Pero la visión del estratega primó para la victoria.
Derrotados. Siete días tomó a Bolívar diseñar su estrategia de aniquilamiento de las tropas realistas.
Derrotados. Siete días tomó a Bolívar diseñar su estrategia de aniquilamiento de las tropas realistas.

Ibarra

Después del triunfo de Pichincha en donde se cubrieron de gloria las huestes libertadoras, el emblema de los libres corría un inminente peligro de ser impedido por las tropas realistas de la provincia de Pasto, contumaces partidarios del Rey Fernando VII.

Al mando de estos hombres, el coronel Agustín Agualongo, soñaba con la toma de Quito, meta de su campaña. El comandante pastuso diseñó una estrategia de batalla y se sublevó en sangriento enfrentamiento con el coronel Juan José Flores, quién cae en la trampa de Agualongo y es vencido “a palos” en Catambuco el 12 de julio de 1823 y avanzaron con destino a Quito.

Simón Bolívar descansaba en la provincia de Los Ríos, en la Hacienda El Garzal, cuando se preparaba para pasar al Perú. Allí se enteró de la insurrección de Pasto y luego de la terrible derrota. Con su clara visión política apreció el hecho en toda su magnitud y trascendencia y regreso a Quito para organizar el ejército, el cual decidió el mismo dirigir.

“Pienso defender al país hasta con las uñas, estoy como el sol, brotando rayos por todas partes”, decía Bolívar.

Siete días tomó a Bolívar diseñar su estrategia de aniquilamiento de las tropas realistas, que en su intento ya habían tomado la plaza de Ibarra.

Estrategia

El Libertador tomó como antemural de sus movimientos al monte tutelar de Ibarra, el Imbabura. Concentrado el ejército libertador en Otavalo, realizó su conocida maniobra por el paso de El Abra y sigiloso por las faldas del majestuoso volcán, se agazapó para caer de improviso sobre la ciudad ocupada.

Agualongo sabía de los movimientos contrarios y esperaba a Bolívar por el amplio camino que conduce a Otavalo apoyado en los escuadrones desplegados en las llanuras de Atuntaqui; lo que no sabía era la estrategia topográfica de Bolívar.

A las dos de la tarde del 17 de Julio de 1823, las fuerzas patriotas atacaron por el lado Sur de esta ciudad. Infantería y Artillería a la derecha y Caballería al centro contra el ejército pastuso. La batalla más sangrienta se produjo a la altura de la Hacienda La Victoria, a orillas del Río Tahuando, un extenso trigal en ese entonces.

Agualongo y los realistas fueron derrotados por las fuerzas libertadoras. Más, ya derrotados definitivamente huyeron hacia el norte por los sectores de El Olivo y Alto de Reyes. El Libertador persiguió a las tropas hasta un poco más allá del Chota, en donde aún había resistencia.

Resultados

Al día siguiente el boletín de la batalla, escrito por el general Vicente González, dice. “Desde esta Villa hasta el Chota se encuentran más de seiscientos muertos… (…). Su armamento y cuanto tenían aquí está en nuestro poder”. De los patriotas, el parte de Estado Mayor indicó sólo 13 muertos y ocho heridos.

Después de la batalla Bolívar regresó a Quito. Y así quedó para la inmortalidad de la historia ecuatoriana, y en Ibarra especialmente, la dicha de que el gran genio de Bolívar, símbolo de la libertad de América, haya dirigido personalmente esta contienda, la única acción de armas en suelo ecuatoriano, que merece ser recordada con unción patriótica.

(Una recopilación tomada del libro “Bolívar dirigió personalmente la Batalla de Ibarra”, de Roberto Morales Almeida)