Una mirada a la cultura del chagra

LEGADO. Los chicos mantienen viva la cultura del chagra en Mejía.
LEGADO. Los chicos mantienen viva la cultura del chagra en Mejía.
TRADICIÓN. La carrera de las cintas es una de las actividades típicas.
TRADICIÓN. La carrera de las cintas es una de las actividades típicas.
TRABAJO. Los chagras madrugan para vigilar a su ganado.
TRABAJO. Los chagras madrugan para vigilar a su ganado.
EVENTO. El tradicional rodeo es un espectáculo donde los jinetes muestran su habilidad.
EVENTO. El tradicional rodeo es un espectáculo donde los jinetes muestran su habilidad.

ESTILO. Un chagra controla a su caballo para cumplir su trabajo en el campo.
ESTILO. Un chagra controla a su caballo para cumplir su trabajo en el campo.

El chagra sigue vivo “ahora más que nunca”, asegura Mauricio Torres, de 78 años, cuando se acercan las fiestas del cantón Mejía. En esta época, los sombreros, el caballo, el poncho y el zamarro dan protagonismo a los campesinos de la zona. Los chagras salen de sus haciendas, dejando su ganado y el páramo para festejar un año más del cantón.

En sus faenas habituales, madrugan para recorrer el páramo a caballo y vigilar el ganado. La historia de estos personajes se remonta al final de la etapa feudal, cuando las chacras (parcelas de tierra) se entregaron a los obreros para que las cuidaran. Ellos adoptaron el nombre de ‘chacra camayuc’ (cuidador de la tierra), que con el tiempo evoluciona hasta convertirse en ‘chagra’.

Vestimenta
Un sombrero con un vuelo más pronunciado, un poncho para enfrentar el frío seco del páramo y un zamarro de piel de borrego o lobo conforman la vestimenta de los caballeros del páramo. Así lucen personas como Gabriel Torres mientras cabalga un caballo café y hace una demostración del torneo de cintas.

Los guardianes de este legado son jóvenes como Fernando Guzmán, de 13 años, quien monta su corcel y sueña con participar en el rodeo.

Cintas
Para el torneo, los chagras amarran una cuerda entre dos palos. Sobre ella colocan las cintas con un anillo amarrado sobre sus cabezas. Luego, a pleno galope, deben agarrar un anillo con un pequeño palo de madera. El que obtiene el aro durante la carrera puede entregárselo a su enamorada o prometida, para demostrarle su amor.

Mauricio Torres cuenta que estas actividades se acompañaban con un pomo de aguardiente para todos. “Es parte de la tradición”.

Rodeo
Los chagras cuidan y atienden al ganado, que después venden o lo entrenan para “hacerlo bravo”, pero también se divierten en sus faenas.

El chagra Gabriel Torres cuenta que de eso se trata el rodeo. “El chagra se levanta a las 05:00 para preparar el balde con aguardiente, cargarlo y salir junto al grupo a la montaña para atrapar el ganado”.

Una parte de este ritual se ha convertido en un espectáculo y ha inspirado los torneos, donde los chagras demuestran su habilidad. En la hacienda La Alegría los chagras que practican el rodeo estiran el cabresto para ablandarlo antes de intentar enlazar a terneros y toros y luego arrearlos hasta el corral.

Las caídas son parte de una faena en la que los jinetes siempre se levantan hasta que logran domar a los animales. (ECV)

Una tradición que no muere
° Gabriel Torres estima que en el país deben existir más de 2.000 chagras. Para él, esta cultura ha permanecido viva en la herencia de generaciones. La compara con los gauchos o los charros.

A tres días de que el ‘Paseo del chagra’ se tome las calles de Machachi, Roberto Hidalgo, alcalde del cantón Mejía, invita a turistas nacionales y extranjeros a formar parte de esta festiva tradición. Él también se considera un chagra de corazón. Un toro bravo agarrado de los cuernos por cuatro chagras desde sus monturas y la familia Altamirano Mazapanta, la más antigua de Mejía, encabezará el desfile. A estos le seguirán cientos de chagras que harán gala de sus habilidades. La fiesta, considerada como patrimonio cultural inmaterial del país por el Ministerio de Cultura, se llevará a cabo este sábado.