Refugiados climáticos

Rosalía Arteaga Serrano

A despecho de los incrédulos o de aquellos que niegan la evidencia del Cambio Climático, que ha sido confirmado por los científicos más importantes del mundo, y que analizan los impactos de la actividad humana sobre el planeta, hemos empezado a hablar de los denominados refugiados climáticos.

Son quienes tienen que moverse obligatoriamente, salir de su espacio de vivienda, para desplazarse a otros lugares en situaciones muy precarias. Las mudanzas climáticas afectan mayormente a los más pobres, quienes sienten sus vidas y economías fragilizadas ante el embate de la naturaleza.

Los episodios en África, en India y la reciente catástrofe ocasionada por el huracán Dorian, demuestran que los impactos son mayores. La fuerza cada vez más grande de los huracanes, potencializados, y el gran número de personas que pueblan la Tierra. Con tales fenómenos mueren o tienen que moverse millones a veces gracias a alertas tempranas.

Hay otros fenómenos que pasan desapercibidos o no se tienen en cuenta porque no gozan de la espectacularidad de los tifones y huracanes o de las erupciones volcánicas y terremotos y se relacionan con procesos de desertificación o degradación de las tierras, lo que afecta a las cosechas, lo que probablemente es una de las razones por ejemplo para una mayor emigración de las poblaciones de América Central a los Estados Unidos.

Conforme pase el tiempo escucharemos hablar cada vez más de los refugiados climáticos, por la escasez del agua, la degradación de las tierras, la disminución de las cosechas, la elevación de los niveles de los mares, las inundaciones y las sequías.

El mundo debe prepararse, nosotros debemos hacerlo. Es una responsabilidad colectiva de la que no podemos desprendernos, pues está en juego la supervivencia del ser humano.

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