No temas

POR: Ruby Estévez

Todos pasamos por situaciones complicadas, visitados por un miedo interior, todos en algún momento de la vida experimentamos temor y nos sentimos petrificados por esa corriente eléctrica que recorre nuestro cuerpo y nos hace sentir que somos incapaces de solucionar y que vamos a ser destruidos.

Tenemos miedo a la soledad porque no aprendemos a querernos, no tenemos fe; tenemos el temor a fracasar, no comprendemos que podemos volver a empezar con nuevas lecciones de vida. No intentar, eso sí es un fracaso. La gente siempre habla, tenemos miedo a lo que opinen, nada importa, son gente dañosa, mal sana, de nuestra energía y voluntad depende rechazarlas; quién no teme al dolor del cuerpo o del alma, muchas veces son necesarios para crecer, no hay dolor que no podamos transformar en fuente de regeneración o de alegría, él es el gran maestro del alma, el dolor es el crisol de la bondad y la grandeza.

Temores son muchos ante la verdad porque no comprendemos que la mentira es propia de los cobardes, todo mentiroso es traidor, es un ladrón que roba la verdad. Le tememos a la muerte por nuestra propia fragilidad de humanos y no aceptamos que es el comienzo de una nueva vida; le tememos a la vejez cuando es la victoria, el triunfo y el mejor regalo que nos da la vida, poder vivir tantos años junto a los que amamos y ser una fuente inagotable de sabiduría; los temores del pasado son los que paralizan al ser humano, no podemos temer al futuro; el miedo a que las cosas cambien, el temor a que la vida se nos salga de las manos, porque todo lo tenemos acomodado y calculado, nos obliga a quedarnos estancados en el pasado que solo existe en la mente cuando debemos luchar por un bello presente. Cuántos temen a la oscuridad hasta que ven la luz de la belleza de una estrella, temen muchos al cambio hasta que miran en la naturaleza y ven que aún la mariposa más hermosa necesita de una metamorfosis antes de volar. Estos y muchos temores tenemos en la vida, de esa expresión de miedo debemos apropiarnos y echar fuera de nosotros ese sentimiento de inseguridad.

No importan los resultados, tenemos que convencernos que no somos derrotados, somos guerreros, que tenemos los motivos suficientes para obtener la victoria; estamos hechos de buena vibra pase lo que pase, no dejemos que nuestras rodillas se doblen por los temores y que las fuerzas nos falten por los golpes de los fracasos; al final sí podemos decir que hemos conseguido lo que buscamos, que somos felices de haber vivido de esa manera. Si una venda cubre nuestros ojos desatémosle y miremos a otras personas que han superado sus limitaciones y podemos creer que sí podemos.