Alegría en la vieja ciudad

POR: Mario García Gallegos

El último pregón de fiestas retornó al escenario que le corresponde: al corazón de la vieja ciudad fundacional. La decisión de realizarlo en otro sitio obedeció al afán de mostrar a la ciudadanía las instalaciones de “Céntrica Bulevar”, ejecutada con la ayuda oficial por la administración verde flex.

Los sucesores de otro color, cambiaron el ridículo nombre por parque “Ciudad Blanca”. ¡Muy bien! Pero persistieron en convertir este espacio desolado en el escenario de todos los sucesos notables. Es así como en el descampado, en medio de soles, vientos y lejanía, por más de ocho años se realizaron eventos masivos como desfiles y paradas militares; serenatas formidables al volcán con equipos y torres extraterrestres que le costaron al Municipio, como decían antes,: un ojo de la cara. Mientras más sonaban los amplificadores, “los empresarios” creían justificar las facturas. Todos sabemos cómo concluyó la suerte de esos genios del dispendio. Excluyo claramente al ilustre Concejo y a la máxima autoridad de turno, de las responsabilidades burocráticas relacionadas al tema.

Y ubicándonos en la calle Simón Bolívar y su prolongación la avenida Atahualpa, esta antigua e histórica vía se llenó de gente alegre y participativa para celebrar el inicio de la fiesta citadina. Las comparsas, arreglos y alegorías tuvieron el signo de la innovación; no era ya el monótono desfile étnico de antaño, cortado en pedazos por descomunales carros alegóricos. Se hizo evidente la diversificación y la creatividad.

Es encomiable la participación de la empresa privada para contribuir con los costos del pregón: igualmente la presencia de 50 delegaciones provinciales y, en particular, de los jóvenes que representan el espíritu de la nueva generación que conformaron las comparsas de música y danza que festejaron a la ciudad patrimonial con la frescura y galanura de su desbordante júbilo.