El Lenín presidente

Javier Espinosa

En campaña electoral, el candidato que menos comunicaba era Lenín Moreno. Parco de palabra, tembloroso, nervioso e incluso miedoso. Fue evidente, que sus asesores trataron a toda costa de evitar un debate público, que hubiese significado la debacle política de Alianza País, pero que por respeto a la democracia, nos merecíamos presenciar.

De aquel tiempo para acá, han pasado solo algunos meses, y nos hemos llevado una grata sorpresa. Es sabido que las «apariencias engañan», y bastante. El Lenín presidente, se muestra conciliador, maduro, sin rencores y sin odios; e incluso, quién iba a decir, fuerte y con convicción. Se acabaron los insultos, las diatribas y las ruidosas sabatinas. «No hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista».

La sede de la Conaie fue devuelta, y en comodato por 100 años. Ha habido acercamientos con los empresarios y con excandidatos de la oposición. El destino de Yachay, un capricho personal, es desconocido, pero bastante cuestionado. Las pruebas de admisiones no requieren de puntajes mínimos. Se habla de la regularización de las pensiones jubilares. Después de 10 años de odio y confrontación, un hálito de armonía se empieza a respirar en el país. Desde luego, esto ha generado reacciones, las cotorras han salido a silbar, a la voz de mando del ex mandatario, otros se muestran más cautos, y es que deben cuidar su espacio en el nuevo gobierno. «A rey muerto, rey puesto».

Al parecer, alguien sale sobrando y ha decidido sabiamente marcharse del país, dizque a dictar conferencias y a escribir libros. Seguramente también, a pelear con los enemigos imaginarios que todo socialista sueña tener. Debe ser duro, no importa cómo ni donde, vivir carcomido por el odio. ¡Que le vaya bonito!… (O)