La violencia familiar y tratamiento psicológico al maltratador

Sociedad. La violencia contra la mujer sigue siendo un grave problema social.
Sociedad. La violencia contra la mujer sigue siendo un grave problema social.

La ayuda psicológica a un individuo, realizada con responsabilidad, siempre llevará a resultados positivos para él.

La violencia de familia es un problema generalizado en hombres, mujeres de todas las edades. De forma común, la violencia suele presentarse entre la vida conyugal del hombre hacia la mujer, llegando inclusive a presentarse muchas veces casos de femicidio.En Ecuador, según información emitida en 2011 por el INEC 6 de cada 10 mujeres encuestadas sufrió algún tipo de violencia de género. Por otro lado, la tasa de homicidios por cada 100.000 mujeres en Ecuador no muestra reducciones importantes en los últimos años, a diferencia de la tasa de homicidios en general.

En el 2012, el homicidio a mujeres representó más del 12% del total de homicidios, a diferencia del 2008, año en que llegó a 8,5 %.

De acuerdo a la investigación del femicidio en Ecuador, realizada en el 2010 por la Comisión de Transición hacia el Consejo de las Mujeres y la Igualdad de Género, el 93,8% de los homicidios a mujeres analizados durante la investigación son femicidios o existe sospecha de que lo sean; de ellos, el 66% son homicidios cometidos por parejas o exparejas.

Dentro del entorno familiar, la violencia se presenta contra cualquiera de los integrantes, en el presente artículo nos vamos a referir principalmente sobre la violencia más común: la que se da del hombre contra su esposa, en forma física, sexual, psicológica y patrimonial.

Ciclos de violencia

Walker (1979) describe tres fases del ciclo de violencia:

1. Acumulación de tensión: pequeños episodios de violencia verbal van escalando hasta alcanzar un estado de tensión máxima. Esta fase puede durar desde días hasta años. A menudo el ciclo no pasa nunca de esta fase y se caracteriza por una guerra de desgaste con altibajos motivados por pequeñas treguas pero sin pasar nunca a la violencia física.

2. Descarga de la violencia física: el episodio cesa porque el hombre, una vez desahogada la tensión se da cuenta de lo que ha hecho o porque después de conseguido su propósito de controlar la situación decide parar. En ocasiones la mujer necesita ser atendida o huye, a veces intervienen otros familiares o vecinos. Cuando ha pasado el ataque se suele dar al principio un período de shock, que incluye la negación, justificación o racionalización de los hechos, no solo por parte del hombre, sino a veces también por parte de la mujer.

3. Arrepentimiento.- es una fase bienvenida por ambos, pero es el momento en el que la victimización se completa. El hombre pide perdón y promete no volver a hacerlo, la mujer a menudo perdona porque quiere creer que nunca más ocurrirá un episodio parecido. Comúnmente esta fase se disminuye y luego incrementa gradualmente hasta volver a la primera fase y la tercera fase suele desaparecer en el tiempo.

Tratamiento

La violencia contra la mujer sigue siendo un grave problema social, comúnmente la mujer agredida continúa viviendo con su agresor, y éste, no es tratado como debería hacerse, ya que en muchos casos no reconoce que necesita ayuda psicológica profesional, por lo que es necesario acudir a las terapias coactivas, es decir, aquellas en las que una autoridad impone al agresor acudir a tratamiento psicológico, por lo que la importancia de la denuncia es trascendental.

Al inicio no está recomendada la terapia de pareja, la presencia de violencia distorsiona la relación de tal forma que no es posible este tipo de terapia. La mujer estaría tan inhibida o rabiosa en presencia de su pareja que no se obtendría beneficio de este contexto terapéutico. Además, cuando un maltratador exige desde el primer momento una terapia de pareja, no se responsabiliza de la violencia ejercida ni muestra signos de tener conciencia de su problema o disposición para cambiar.

Es importante que una vez que el agresor acuda por vez primera, mantenerlo en el tratamiento, manteniendo una relación terapéutica basada en la confianza, confidencialidad y el deseo sincero de ayuda por parte del terapeuta, en un clima sin juicios moralizantes, sobre su situación real o sobre los riesgos de su conducta.

La ayuda psicológica a un individuo maltratador, realizada con responsabilidad, siempre llevará a resultados positivos para él, su pareja, su familia y la sociedad en general, por eso la importancia de no estigmatizar este tema, sino que confrontarlo con responsabilidad. (Luz Marina Jimbo Ponce, Psicóloga Clínica, [email protected])

Tome nota

Según la Comisión Ecuménica de Derechos Humanos (Cedhu), en 2016 hubo 118 femicidios y de enero a junio de 2017 se registraron 80 casos.