Assange: otro dislate diplomático

Las “nacionalizaciones exprés”, un error diplomático, así como la “cuota foránea” en la cancillería de RC (un franco-inglés de ministro y un uruguayo de viceministro). La ciudadanía a futbolistas malcriados “por servicios relevantes”, otro desatino.

Julian Assange, fundador de Wikileaks y hacker de servidores gubernamentales -con secretos de la diplomacia mundial-, aún es huésped de la embajada ecuatoriana en Londres, desde 2012. A fines de 2017 surgió un desenlace inesperado. Assange obtuvo nacionalidad ecuatoriana (tiene una foto en redes sociales con la camiseta de la Selección) y su trámite en línea del Registro Civil, con número de cédula. La Ministra dijo que era “un rumor”.

La jugada parecía sutil, presumió la diplomacia de María Fernanda Espinoza. Al conceder la nacionalidad, Assange se incorporaría a la misión, con privilegios e inmunidades establecidos por la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, un atributo que se otorga a funcionarios en el exterior (sus funciones, no a personas). El art. 41 de la Convención de Viena señala que, “todas las personas que gozan de esos privilegios e inmunidades deben respetar las leyes y reglamentos del Estado receptor”.

El Foreign Office británico no cayó en el juego, respondiendo al pedido ecuatoriano de que se lo acepte como diplomático, porque no cree que Assange sea “un miembro aceptable de la misión”. Aclaró que “no van a aceptar privilegios e inmunidades” para él. Otra muestra del dislate diplomático.

Los británicos no solo que no reconocen a Assange como miembro de la embajada, sino “que no consideran que el señor Assange goce de ningún privilegio e inmunidad bajo la Convención de Viena”.

A la no concesión de beneplácito de Mera en EE. UU. y Richard Espinoza en Italia, se agrega la descomedida renuncia del exembajador y excanciller Long y este extraño intento de dar cargo en Londres al nuevo “paisano”, sin tomar en cuenta la ambigua posición en política exterior (Unasur, Venezuela, Asia-Pacífico, las preferencias arancelarias con EE.UU.). El único acierto es la nominación de Francisco Carrión en Washington.

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