El motor que mueve al mundo

Lucía Margarita Figueroa Robles

Existen dos sustantivos abstractos que fundamentados en la realidad, viven en nuestra mente y corazón, para convertirnos en verdaderos humanos: el amor y la amistad. Porque indiscutiblemente el sentido de nuestra existencia, no sería el mismo, si nuestros actos, por minúsculos que parezcan, no giraran en torno a ellos, considerando la prolongación de la palabra amor junto a la infinidad de manifestaciones, como el amor: a la vida, a nuestros padres, a nuestros hijos, al trabajo, a los amigos, a los hermanos, al hogar, a la naturaleza, a la familia, entre otras. Es así como se convierte en un combustible del alma, que sustentado además por una buena dosis de contenido espiritual y moral, nos llevará a la felicidad tan anhelada.

Cómo no dedicarles poemas y canciones, chocolates, obsequios, un mes entero o toda una vida de celebraciones, para homenajear a los sentimientos, los dones que iluminan el espíritu, y el valor de ser otorgados a otros, para dejar una huella indisoluble en el alma. De ahí que aparece resaltado en nuestro almanaque el 14 de febrero, como la fiesta de San Valentín, reconocida en Latinoamérica como el “Día del amor y la amistad” porque no necesariamente se requiere una pareja sentimental para demostrarle un amor puro y desinteresado a otros; y aunque existen algunas hipótesis y leyendas frente a esta celebración, en donde lo vemos representado en tarjetas y adornos a Cupido, quien es en realidad el hijo de Venus, y su equivalente griego sería Eros, hijo de Afrodita, que con su arco y flecha, simboliza a un Dios pagano del deseo carnal; por el otro lado, la iglesia nos habla del sacerdote romano Valentín, mártir religioso, que en su intento por unir a las parejas, casarlas en secreto, hablar a la población del amor y el placer de estar juntos, fue ejecutado un 14 de febrero. Lo cierto es que, sea cual fuere la apertura de esta festividad, lo importante es ver el amor como el comienzo de un nuevo amanecer, como el motor que mueve al mundo y alimenta nuestros sueños con la esperanza de un mundo mejor. (O)