Señales estratégicas

Marlon Tandazo Palacio

Anteriormente abordamos lo importante que resulta emitir “señales” claras que den cuenta del propósito que perseguimos con nuestro entorno. Hoy hablaremos cómo aplicar la comunicación estratégica a nuestra cotidianidad:

1. Sumérjase en la conversación y en las frases que la otra persona utiliza. A veces una sola palabra puede dar lugar al doble sentido.

2. Mire a los ojos y pregunte o recapitule la última idea que mencionó su interlocutor; ésta sola acción de preguntar demuestra interés.

3. Interrumpa con sutileza si algo no le queda claro. “¿Puedes desarrollar más esta idea?”, “¿a qué te refieres cuando dices…?”, “¿podrías dar un ejemplo sobre este tema?”. Son frases que a su interlocutor le harán saber de su atención.

4. Guarde el celular; su manipulación transmite desinterés. Es incómodo hablar con alguien que está presente pero con su atención ausente. Si se ve obligado a usarlo, anticípele a su interlocutor y haga una pausa.

5. Evite prejuicios. Despójese de ideas preconcebidas del tema o de quien habla, preste atención al tono de voz y gesticulación corporal. Nuestra comunicación es más corporal que verbal.

6. Afronte las tensiones. La alteridad o capacidad de ser distinto es parte de la condición humana. El conflicto no es bueno ni malo en sí mismo depende de “las gafas” con las que usted mire; discuta sobre la idea más que de la persona, sobre las conductas más que de los culpables. Esto es clave especialmente si usted hace de mediador.

7. No es tanto lo que se dice sino cómo se lo dice. A veces para pedir un favor es clave hacerlo en persona, en otras ocasiones una llamada telefónica o el envío de un mensaje son suficientes. Todo depende de a quién usted se dirija, la confianza con esa persona y lo importante que sea conseguir ese propósito. (O)

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