La doble moral

César Sandoya Valdiviezo

Parece ser que una de las cosas que caracterizan a nuestros políticos (no todos, pero sí la mayoría) es tener una moralidad doble. Una moral que predica y no practica y, otra, que practica pero no predica.

Esto es lo que ha permitido la permanente degradación del concepto de moral, pues para ellos les da lo mismo poner en práctica lo primero como lo segundo, cuando de por medio está el supremo interés de sumar votos y no practicar los principios éticos en los que se sustenta la política.

La corrupción ha ido progresivamente en aumento, así como las conductas antiéticas. Las prácticas corruptas hace rato que están presentes en la administración del Estado, favoreciendo intereses individuales, de grupos o de partidos políticos, la aceptación de sobornos para defender intereses privados.

A esto se suma el reparto de cargos entre amigos y familiares, o la compra de votos en elecciones, comportamientos que claramente contribuyen a la fragmentación de la sociedad, o, de sus núcleos familiares.

El ejercicio de la política ha perdido credibilidad y por este camino se va directo a una crisis de legitimidad, afectando con ello el funcionamiento de las instituciones democráticas. Hay sectores políticos que han ‘legalizado’ la doble moral, ni siquiera se sonrojan cuando cometen actos reñidos con la ética o la moral.

Recordemos lo que pasó con la elección de la nueva presidenta de la Asamblea Nacional, de los registros de Alianza PAIS, que contó con los votos socialcristianos, otrora organizaciones políticas enemigas e irreconciliables que, incluso, mantuvieron serias diferencias por la forma de gobernar al país.

Además, con gran asombro vimos como en Loja los correístas pasaron a engrosar las filas de los morenistas y de un plumazo borraron todo lo que pensaban de su exlíder Rafael Correa y la defensa acérrima que mantenían de su gobierno, todo por mantenerse en sus cargos y defender también los puestos de sus familiares.

Para limpiar la política de todo esto hace falta una actitud ciudadana distinta, donde castiguemos en las urnas a los que practican la doble moral y premiemos a los que llevan una vida de bien. (O)

@SandoyaC