El castigo en los niños

Amable Ayora Fernández

Desde una conceptualización general, el castigo constituye una pena impuesta por un delito o falta cometida por una persona. El tema del castigo en los niños constituye un área de estudio e investigación tanto para los padres de familia, educadores, psicólogos del desarrollo, pediatras, etc. Asimismo, como se debe castigar a un niño se ha convertido en uno de los temas más controvertidos dentro del desarrollo infantil, sobre todo durante los 3 primeros años de vida. Diversos psicólogos infantiles, por ejemplo, se interesan en los efectos a largo plazo por el castigo recibido. Por lo que la investigación longitudinal observa que los niños que han recibido castigo físico probablemente se vuelven más agresivos, Lansford y cols, (2002).

Frente a esta realidad del castigo, se ha expresado, la importancia de la disciplina que aplican los padres entendiéndola como una parte integral de los estilos de crianza en el niño. Recordemos que entre la edad de dos y los seis años, los niños van aprendiendo a reflexionar sobre su comportamiento y adecuar sus acciones a las expectativas de los padres, ante lo cual tienen influencia esencial tanto a la cultura como los patrones de crianza. Los especialistas sugieren las siguientes recomendaciones en la eliminación del castigo: 1. Siempre se deberá tener claridad sobre lo que se espera del niño, toda vez que las opiniones sobre que conductas deben ser castigadas varían según la cultura, 2. Es fundamental relacionar el castigo con el desarrollo del niño, eje, ciertos padres castigan a un niño por mojar la cama como si los niños con escaso control vesical nocturno fueran obedientes, 3. Recordar a los padres que los niños pequeños todavía no son lógicos, se debe planificar los castigos de forma cuidadosa y en relación al temperamento de cada niño, etc.

El diagnóstico y el tratamiento oportunos son muy esenciales en la ayuda de los niños que han sufrido castigos, ya que una disciplina no física, es más eficaz a largo plazo en el desarrollo integral y armónico de los niños; insistiendo que las técnicas pueden ser más satisfactorias dada la naturaleza de cada niño y la relación con los factores de socialización. (O)