Combate a la violencia

Giovanni Carrión Cevallos

Resultan ciertamente preocupantes los hechos de violencia registrados en la frontera norte, cuyos eventos demenciales han producido, hasta el momento, la muerte de 3 uniformados, causado heridas de diferente consideración a personal de la fuerza pública, destrucción de bienes y, desde luego, creado un clima de zozobra en la población especialmente de la línea de frontera en la provincia de Esmeraldas.

Se habla mucho de la participación de disidentes de las FARC, ahora vinculados con el narcotráfico y al crimen organizado, quienes estarían detrás de estos actos terroristas perpetrados para controlar el corredor de tráfico de drogas.

Entonces, los peligros que se ciernen son enormes, en términos de afectar la seguridad ciudadana en el Ecuador. Sin duda, lo sucedido en Colombia en estos últimos 50 años dejó dolorosas lecciones al evidenciar que los costes derivados de la violencia se tornan incuantificables en términos de pérdida de vidas humanadas, heridos y las subsecuentes discapacidades tanto en población civil como militar, migración ya sea como desplazados o refugiados, afectación de infraestructura y el desplome de la economía.

Por eso mismo, el Ecuador conjuntamente con Colombia, deben ejercer inmediatamente acciones coordinadas que permitan acorralar y neutralizar a estas organizaciones delincuenciales, con base a la contundente presencia de la fuerza pública en ambos lados de la zona de frontera, posibilitando el intercambio de información, así como atender las necesidades básicas de su población que vive en el mayor olvido y marginación.

El problema, siendo en extremo delicado, debe ser manejado con absoluto profesionalismo y determinación, pues, el cuidado de la paz es uno de los mayores activos que tiene un país para alcanzar su crecimiento y desarrollo económico. (O)

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