Palmas y vida

Mons. Alfredo Espinoza Mateus, sdb

Mañana celebraremos el Domingo de Ramos. Haremos vida la entrada de Jesús a Jerusalén. Batiremos palmas y aclamaremos al Señor recordando su entrada triunfal.

No nos quedaremos en la alabanza. Recordaremos su Pasión, porque esos gritos de alegría, esos cánticos, esas palmas y ese triunfo humano, pronto se convertirán en fracaso y en gritos de condena y de muerte.

Esto que se vivió hace más de dos mil años, hoy también lo vive nuestra sociedad. Muchos agitan palmas, pero no son palmas de vida, son palmas de muerte. También hoy se elevan gritos de condena y de muerte, de manera especial contra los niños por nacer.

Mañana también celebraremos a nivel mundial el “Día del Niño por Nacer”. Por eso hoy en nuestra querida y castellana Loja se realizará la “Marcha por la Vida”.

Esta tarde a partir de las dos, caminaremos desde la Zona Militar hasta la iglesia Catedral para elevar nuestra voz por la vida. Debe ser un “grito” claro para que se nos escuche que no estamos de acuerdo con cualquier condena de muerte. Como hombres y mujeres de fe, defendemos la vida desde su concepción hasta su muerte natural.

“Un hijo no es un error, es una bendición”, es el lema que nos mueve a marchar. ¿Estamos dispuestos a defender la vida? ¿Estamos convencidos del valor de la vida? ¿Qué haces para defender la vida? Estas y otras preguntas podemos hacernos, lo importante son las respuestas que podamos dar.

Alguien podría decir que se exagera en esta defensa de la vida. No es así. Los gritos de muerte siguen siendo actuales. Colombia, por ejemplo, está debatiendo un proyecto de ley que regula la muerte digna tanto de niños como de adultos. Felizmente, la mayor parte de médicos se resisten éticamente a practicar la eutanasia en adultos, y mucho menos en niños.

También en Argentina, en estos últimos días, se discute la posibilidad de tratar el proyecto del aborto seguro, legal y gratuito.

Francisco nos dice que “cada chico condenado injustamente a ser abortado tiene el rostro del Señor”. Nos vemos en la “Marcha”. (O)