Cosas de mujeres

Jaime Durán Barba

Dentro de la sociedad machista, hasta bien entrado el siglo XX, los estudios universitarios y a veces la misma alfabetización les fueron negados a las mujeres. Recién en la década de 1920 algunas lograron ingresar a las universidades, superando insultos y prejuicios. Las sociedades latinoamericanas negaron a las mujeres el ejercicio de sus derechos políticos.

La ecuatoriana Matilde Hidalgo de Prócel luchó por las mismas causas. Desde niña Matilde había sido subversiva. Aunque la sociedad machista y provinciana en que vivía no veía bien que estudiaran las mujeres, Matilde insistió hasta que ingresó en una escuela en la que había solo hombres. Las madres prohibieron a sus hijas que jugaran con ella y el cura del pueblo ordenó que, si quería asistir a misa, lo hiciera parada, dos metros afuera de la iglesia.

La niña no retrocedió, y se graduó con honores. Viajó a Quito para ingresar a la Universidad Central a estudiar Medicina, pero fue rechazada por ser mujer. Después de intentarlo en varias ciudades, logró matricularse en la Universidad de Cuenca y fue la primera ecuatoriana doctorada en Medicina en 1921.

En las elecciones de 1924, Matilde usó el argumento de la inclusividad del castellano y se presentó a votar. Inicialmente las autoridades se negaron a recibir su voto, pero consultado el Consejo de Estado, resolvió que la Constitución liberal reconocía el derecho al voto de la mujer. Es muy interesante leer la discusión en el Congreso para entender la lógica machista.

Los conservadores argumentaron que el voto femenino era teóricamente bueno, pero que su práctica podría ser nefasta porque si las mujeres votaban terminarían prostituyéndose y destruyendo a la familia. El Congreso validó el voto de Matilde, al mismo tiempo que exhortó al Ejecutivo para que educara a las mujeres y no cayeran así en esta práctica inmoral. Para dimensionar cuán avanzada fue la lucha de Matilde, hay que recordar que los primeros países que aprobaron el voto femenino fueron Inglaterra, en 1918, y Estados Unidos, en 1920.

La consolidación de la democracia contemporánea tiene que ver con el fortalecimiento de los derechos de las mujeres. La mayoría dice que ha superado el machismo, la xenofobia, el racismo, pero son taras que siguen existiendo larvadas y que explotan periódicamente. Los hombres monopolizaron el poder durante siglos y diseñaron las sociedades que controlaron desde su óptica. Las mujeres saben lo que quieren, no necesitan que unos hombres respetables controlen sus gustos.

*Profesor de la GWU. Miembro del Club Político Argentino.