A lo largo de 10 años solo estuvo preso uno y lleva 8 presentándose ante un juzgado.
Los procesos penales en contra del exministro de Deportes Raúl Carrión, quien a inicios del Régimen de Rafael Correa se autodefinió como ‘el dueño del circo’, permanecen estancados.
Así lo admite su abogado Erwin Blum al confirmar que “hay algunas cosas que no ha despachado la Corte, no es solo el recurso de casación, hay audiencias preparatorias, de juicio y de apelación que todavía están pendientes”.
Alrededor del exministro hay un ‘maremoto’ jurídico, en el que está procesado desde diciembre de 2008 por alrededor de 10 delitos en distintos procesos, sin que en ninguno tenga una condena. Mientras tanto, se presenta semanalmente a los juzgados de Guayaquil dentro de las medidas sustitutivas a la prisión preventiva que tiene, y que ha cumplido 8 años, según su abogado. Han pasado tres fiscales generales, restructuraciones de la Corte Nacional de Justicia, cambios en el Consejo de la Judicatura y Carrión sigue sin condena.
Elementos
El confuso entramado de procesos alrededor de Carrión se debe a varios elementos. En su momento, en uno de los procesos, se le acusó de un tipo penal que constaba en un artículo penal innumerado del antiguo Código Penal después del de peculado y que en la actualidad es el tráfico de influencias. Además, su fuero ocasiona problemas. “Llegó un momento que no había jueces para tanto juicio porque recuerde que como él tiene fuero de Corte Nacional y solo hay una sala penal en esa Corte, con seis jueces, no se alcanzan”, dice Blum.
El jurisconsulto agrega que “solo en un proceso del Dr. Carrión se consume más de seis jueces titulares fuera de los conjueces, llega un momento en que ya se contaminaban y había un prejuicio porque ya le habían juzgado”.
El defensor se queja de la incertidumbre en la que vive Carrión, ya que si hubiera sido condenado por peculado, que en ese entonces se castigaba con pena de 8 a 12 años, ya hubiera cumplido 10. Pero sigue sin condena y sus actos en la impunidad. (MMD)
«No sé si es un beneficio para matarlo en vida, porque ahí ya se ha rebasado el plazo razonable. Es irracional que un proceso dure más de 10 años y que luego de eso recién empiece a cumplir la pena”.
Erwin Blum,
Abogado defensor