Fin del año lectivo

Richard E. Ruiz O.

Estamos finalizando el año lectivo 2015 – 2016, y es tiempo de reflexionar algunos hechos ¿Es posible hacer algo más con los estudiantes escasamente motivados por aprender, sobre todo aquellos que deben presentarse a supletorios y remedial? ¿Con un examen se pueden recuperar 200 días de clases? ¿El modelo educativo de evaluación debe cambiar? ¿Qué debe hacer el docente, el estudiante y la familia? No hay duda, que debemos mejorar la gestión en el aula, para construir un espacio donde se produzca el inter aprendizaje, hasta el último segundo de la actividad académica. Admiro a los docentes que se entregan a su labor, y cumplen su rol a profundidad; los niños ante esta experiencia, desean que el año lectivo, se prolongue por siempre.

Ojala que los niños vivieran la experiencia que transmitía el maestro Benjamín Carrión y cantarán a viva voz “A la escuela volveremos”-, que, al decir de los que entonces fueron niños, “Hacía llorar a los alumnos que la cantaban”. Parece que hoy algunos ya no sienten esa vocación y se enorgullecen que su pupilo no haya alcanzado el puntaje mínimo y expresan la ya conocida frase: “Conmigo se quedan 7” Que poco conocen de educación. Ahora los padres de familia, deben fortalecer los hábitos de estudio para poder superar las pruebas finales ¿Qué ocurre cuando las normas no se practican? Es vital conseguir afianzar la colaboración de la familia y hacer un mayor esfuerzo intelectual.

Hay que provocar interés por la tarea, el estudiante debe sentir que la meta educativa aún no se cumple, y dar el mayor esfuerzo, así evitaremos una infinidad de estudiantes con exámenes remediales o de gracia. Si el estudiante encuentra utilidad e interés en lo que se le propone y rentabilidad en el esfuerzo realizado, su actitud cambiará notablemente y vivirá esta semana como una nueva oportunidad académica. Ya lo decía Aristóteles: “Somos lo que hacemos día a día; de modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito”. Cambio y fuera. (O)

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