Gabriel U. García T.
A veces uno escribe sobre lo que tiene cerca. Sobre las vivencias. Esta semana en San Sebastián, esa pequeña y entrañable ciudad vasca, se produjo una manifestación a favor de los presos de ETA, la organización que generó una ola de terror en gran parte de España. Padres, madres, hermanos, calificaban a sus familiares como encarcelados políticos. Nada se decía sobre sus acciones y las víctimas que produjeron.
Esta misma semana, y en la misma ciudad, en cambio, mi amigo el doctor Nicanor Ursua, me contaba que, en la universidad, están organizando un congreso sobre “El futuro que nos (re) une”. Una forma de cerrar heridas, dejar atrás el pasado, no sin justicia ni reparación, pero pensando en el porvenir.
De hecho, esta estrategia, que los vascos vienen trabajando desde hace algún tiempo, ha conseguido cosas importantes. Son la región ibérica con mayores índices de autonomía, incluyendo la posibilidad de gestionar la recaudación y destino de sus impuestos y, con ello, temas fundamentales como educación, salud, movilidad, trabajo.
Esto no quiere decir que olviden su pasado. Al contrario, lo estudian de manera sistemática, lo valoran y usan como la base sobre la que construyen el presente. Para esto tienen, con apoyo del Ayuntamiento, un centro de estudios vascos que publica una revista, indizada, de divulgación científica sobre los valores de su cultura.
En Loja podríamos pensar en un centro para estudiar la lojanidad y sus valores. Tenemos algunos insumos importantes como el Archivo Histórico Municipal y el mismo proyecto Lojanidad que, hace algún tiempo, implementara la Universidad Técnica Particular de Loja. Por supuesto, hay gente capacitada como Félix Paladines, Norman González o Galo Guerrero que, entre tantos otros, podrían aportar.
Por otro lado, sería bueno que empecemos a cerrar heridas, con justicia, pero pensando en el futuro, como denominador común para todos. Allí está, en el horizonte, la propuesta de Carrión Pinzano de un modelo federal de gobierno, como alternativa para desarrollarnos. Estas dos cosas pueden ser el núcleo que nos una. (O)