‘La vida del chofer es sacrificada’

Personaje. Norberto de Jesús Ordóñez Alberca trabaja hace 31 años en la UTPL.
Personaje. Norberto de Jesús Ordóñez Alberca trabaja hace 31 años en la UTPL.

Norberto de Jesús Ordóñez Alberca trabaja hace 38 años como conductor.

Norberto de Jesús Ordóñez Alberca, de 58 años, trabaja hace 38 años como conductor y hace 31 años como chofer de la Universidad Técnica Particular de Loja (UTPL).

Comenta que, desde su juventud, su mayor anhelo ha sido dedicarse a la conducción, y lo cumplió. Aprobó el curso de chofer que anteriormente duraba dos años y se puso manos al volante.

En su trabajo se siente bien, le gusta: “es la profesión que escogí y siempre he querido serlo”, expresa.

La mejor experiencia que ha tenido es la de trabajar en una institución de prestigio. Pese a que no ha tenido ningún percance en su trabajo, comenta que es muy sacrificado ser conductor.

“Gracias a Dios no he tenido choques graves, tampoco he sufrido un evento que me haya quitado las ganas de conducir”.

Acota que, en ocasiones, las jornadas de trabajo son muy largas: “a veces cuando hay viajes a Quito, Guayaquil, son jornadas muy sacrificadas. Antes manejaba de 10 horas en adelante, 12 horas diarias, 18 hasta 24 horas”. Ahora debido al mejoramiento de las vías ya no tardan tanto. “Por ejemplo, a Quito se hacen 10 horas, a Guayaquil, 7 horas”.

En cuanto a su labor de chofer en la UTPL, comenta que tienen horarios de trabajo rotativos que cambian cada mes. Cumplen una jornada de ocho horas diarias que al final para todos acaba siendo la misma.

Norberto Ordóñez explica que actualmente tiene una rutina de trabajo de 12:30 a 21:30 con un intervalo libre 14:00 a 17:00, a esa hora puede ir a alimentarse o realizar cualquier otra actividad; hay otras jornadas en las que los conductores deben entrar a las 06:00 de la mañana a 14:00 a más tardar. También tienen una hora libre para el lunch de 09:30 a 10:30.

Norberto es un hombre que no se hace de menos, siempre ve una salida y aprovecha las oportunidades. Anteriormente, trabajaba en Turismo, gracias a ese trabajo pudo conocer gran parte del país y compartir gratas experiencias”.

Actualmente, combina su trabajo de chofer de autobús con el de taxista. Con ambos trabajos ha podido sacar adelante a su familia.

En cuanto a su familia menciona que está casado y tiene tres hijos que dependen económicamente de él. Uno de ellos, que vive en Guayaquil, estudia Electrónica y Comunicación en la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol), comenta que se ganó una beca desde el colegio Técnico y ya lleva dos años allá. Por otra parte, sus otros dos hijos, estudian en el Colegio Militar Lauro Guerrero.

Los fines de semana siempre está con ellos, con su hijo que estudia en Guayaquil, comparte menos tiempo, va a visitarlo una vez al mes.

La vida del chofer no es fácil, pero es lo que nos ha gustado, hay que hacerle frente y seguir adelante”, expresa Norberto. (JMCC)

El ser conductor es una profesión honorable, que no es reconocida por una gran mayoría”.

El tiempo que no pasamos con nuestra familia, es el mayor sacrificio que debemos realizar para cumplir con nuestro trabajo”.