Pablo Fabián Ortiz Muñoz
Aunque a diario escuchamos, que se hacen esfuerzos para que el país se encamine hacia el progreso; que el gobierno, es un gobierno para todos; y que las decisiones para salir de la pobreza, dependen de todos, la realidad es otra.
Si analizamos a la sociedad en su conjunto, para un 90% de los habitantes la incertidumbre toca la puerta, porque hablo de un 90%, es que el progreso del que tanto nos hablaron por 10 años, solo favoreció a un 3.5% de ecuatorianos colocados en la burocracia, pasando la misma de 290.000 servidores públicos, a casi cerca de 600.000, rompiendo con ello cualquier forma de sostenibilidad administrativa y financiera, en cuanto al orden Administrativo y al Presupuesto General del Estado, se refiere.
Hablamos de cambios, que el gobierno es para todos y con todos, pero seguimos con los mismos servidores, que casi llevan al país al borde del fracaso; si no lo recordamos, la mesa estaba servida, pero no apreciaron los platos, estos estaban vacíos.
Se recurrió a una consulta nacional, para generar cambios importantes y los resultados, ahí están; solo el Cpccs – T, nos ha dado satisfacciones, destituyendo funcionarios incapaces, corruptos y serviles y nuestra gloriosa Asamblea, no da pie con bola, ante ninguno de estos funcionarios nocivos para el país.
Dónde están los cambios, si el problema es institucional, destituimos autoridades y qué logramos; señores las autoridades son pasajeras, pero los funcionarios de carrera son permanentes y éstos en muchas ocasiones son el verdadero problema, se creen dueños de las instituciones y hacen lo que les da la gana, incluso confabulando y creando verdaderas redes de corrupción, enquistadas en las instituciones.
Solo observemos a nuestra Universidad Nacional de Loja, un ente de trascendencia e historia en nuestra ciudad, dominada por intereses mezquinos y egocéntricos, que generan un futuro incierto para la misma. Pero el problema no es solo de la Universidad, es de las instituciones en general, si las analizamos en su conjunto o por separado, todas adolecen del mismo problema, los mismos personajes de siempre, dificultades sin resolver, etc., si las cosas siguen así, este es el país que nos depara el mañana. (O)