Por Oswaldo Paz y Miño J
“Aquellas personas que niegan que pueda existir alguna conexión entre el filme y la literatura tienen una concepción errada, tanto del cine como de la literatura(…) Si me preguntan cuál es la cualidad distintiva de una buena escritura, lo diré, en una palabra: visual. Reduzca el arte de escribir a sus fundamentos y llegará a una afirmación: crear imágenes con los significados de las palabras. Hacer a la mente ver. Proyectar dentro de la pantalla innata del cerebro una imagen en movimientos de objetos y eventos. Esa es una definición de una buena literatura-de la meta de cada buen poeta-desde Homero y Shakespeare hasta James Joyce o Hemingway. Es también una definición de un filme ideal”.
Este primer párrafo, que abre nuestra lectura de hoy, fue tomado del libro ‘Literatura y cine: lecturas paralelas’, de Renata Egüez (Campaña Nacional Eugenio Espejo, colección Luna de Papel, Ensayo, Pág. 37)
En el anterior artículo anunciamos acerca de que le daríamos preponderancia al género lírico. En esta ocasión, compartimos que también nos inclinaremos por el cine y la literatura que se construye en torno al séptimo arte: literatura y cine; cine y literatura. Tanto la poesía como estos textos se ubicarán en el diván preferido, para vivir la experiencia placentera de siempre; seremos amantes lectores y espectadores, y viceversa. Tres títulos de literatura y cine. Uno de ellos comentaremos, los otros dos quedan de referencia como una recomendación para que aprecien del buen cine.
La película ‘El autor’, que se acopla desde la obra fundamental de Javier Cercas, ‘El Móvil’, del que tratamos el 08 de noviembre de 2008. La serie televisiva ‘La Catedral del mar’, adaptada de la obra del mismo nombre, del autor Idelfonso Falcones, que hiciéramos pública el 10 de septiembre de 2006. En la plataforma Netflix, hemos visto las obras que exponemos. No se las pierdan bibliófilos y cinéfilos.
Letras especiales queremos dedicar a la película ‘La sociedad literaria y el pastel de piel de patata Guernsey’. Leer la novela, nos queda pendiente. Sobre el filme, diremos que es una delicia, nos ha encantado, publicamos nuestro criterio por eso, pues, si no nos habría satisfecho, no se comentaría, y punto.
Todo está en los libros: premisa auténtica que se corrobora con el disfrute frente a la estupenda interpretación”.Va el relato cinematográfico sobre un club de libro que surge emergente para disimular la ruptura de un toque de queda, en la Isla de Guernsey, una dependencia de la Corona británica que había sido ocupada por los nazis. Fue el único campo de concentración que Hitler pudo instalar en territorio británico. La rigidez de los invasores en el control y abuso de las personas y los bienes, logró crear, por causalidad, una sociedad de amantes de la literatura que se auto-bautizó como ya se ha dicho: cada espectador entienda él por qué.
Pistas, desde estas líneas: “Me alegro mucho recibir su carta y que mi libro lo haya encontrado”; “Sí los libros pueden unir a la gente, este es uno”; “Quizá los libros tengan un instinto secreto de pertenencia, que los lleva hacia sus lectores perfectos”.
La escritora Julie Ashton, a través de una conexión epistolar, dará con uno de los habitantes de la Isla de Guernsey. Ese encuentro, forjado desde las letras, cambiará su destino y el de muchos otros. “Todo está en los libros”, premisa auténtica que se corrobora con el disfrute frente a la estupenda interpretación del elenco, alternando emociones con una preciosa banda sonora.
“Me forme literariamente viendo el cine de vanguardia de los años 60”, decía Enrique Vila-Matas. Pues volveremos pronto a los temas de literatura y cine, y viceversa. Abierta queda la puerta para que nos cuenten novedades.
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