Libertad coartada

Lucía Margarita Figueroa Robles

Mucho se ha debatido respecto a la palabra Libertad, llegando siempre a la conclusión de que es la capacidad de discernir, elegir, hacer, pero aquello que el orden jurídico permita. Como diría Alzamora Silva: “La libertad de cada individuo está limitada por el derecho a la libertad de los demás, y cada individuo acepta espontáneamente limitar su libertad para que coexista al lado de la libertad de los demás”. Pero así mismo, todo aquello que manipula nuestras ideas o creencias, para generar un malestar o llevarnos a hacer algo que normalmente no haríamos o simplemente no queremos pero “debemos”, coarta sin lugar a dudas nuestra libertad, como cuando insisten en contarnos ciertas explicaciones, de una manera tan convincente, que aparentemente logran engañarnos y forzarnos a realizar algo, aunque saben que lo que pregonan no es verdad. Se tratan de simples estrategias para ocasionar desbarajustes en un colectivo, en un hogar, en una empresa, y que probablemente al poco tiempo serán modificadas a la conveniencia de quien induce a que se ejerza una libertad enmascarada, a un abismo del que quizá no haya evasiva, claro ejemplo de ello, es la costumbre que tienen los políticos de manipular la opinión ciudadana a su provecho; o los diversos factores sociales o familiares junto a la desinformación, que ocasionan que los jóvenes se dejen seducir por los vicios: el alcoholismo, el tabaquismo, la drogadicción, a los cuales llegan “libre y voluntariamente” para posteriormente convertirse en sus esclavos.

Como decía el novelista Samuel Butler: “Mucha gente no puede ni emanciparse, es decir, no puede ni darse cuenta de la esclavitud en que la mantienen las ideas en medio de las cuales se ha educado” y es ahí donde debemos enfocarnos, en nuestra libertad de pensamiento y de conciencia, porque nuestra espiritualidad, nuestro auténtico yo, se debe manifestar a través de lo que nos dicte nuestra conciencia, sin autoengañarnos. No permitamos que nada ni nadie manipule nuestras decisiones jamás, ¡Ejerzamos una verdadera libertad! (O)