Fredy Cueva castillo
Conocido es por todos, que la leche es un elemento básico de la nutrición humana desde el neolítico, se trata de un alimento seguro, sabroso, y asequible desde el aspecto económico.
La ganadería nacional produce 5 millones 400 mil litros de leche al día, cantidad más que suficiente para que la industria nacional se luzca ofertándonos una variedad enorme de derivados lácteos que estimulen el consumo de este producto en el territorio nacional.
Si a esto le sumamos que el 25% de la niñez ecuatoriana sufre de desnutrición, que el consumo per cápita de leche está la baja, a consecuencia de campañas infames de desprestigio, no deja de sorprenderme que la industria láctea nacional le apueste a la utilización de un residuo de la producción de queso, como es el suero de leche.
Todo esto amparado en el Acuerdo Interinstitucional 036 de Regulación y control de la cadena de la leche y el suero de leche, suscrito por el MAG, el Mipro, la Arcsa y los industriales, que les permite a estos últimos incluir 40% de suero en las bebidas lácteas, abaratando costos, pues, el litro de suero solo cuesta 5 centavos y el litro de leche 42 centavos de dólar.
Si bien la industria láctea es generadora de muchas fuentes de empleo, la pequeña y mediana ganadería lechera genera aún más plazas de trabajo que la industria, de ahí el acierto del nuevo Ministro de Agricultura de reconsiderar y corregir este error, pues no es saludable para la economía nacional el aseguramiento de utilidades por parte del sector industrial a costa de la destrucción de las economías de los pequeños y medianos ganaderos del Ecuador.
No voy a desconocer que el suero de leche contiene una cantidad interesante de nutrientes, por esta misma consideración este debería ser empleado como sustituto del agua de muchas bebidas y postres donde su uso sí que sería de un buen aporte a la composición nutricional de estos productos, más que como sustituto de un alimento de primera necesidad como es la leche. (O)