34 años por estrangular a su conviviente

DILIGENCIA. La audiencia de juzgamiento se dio en el Complejo Judicial de Iñaquito.
DILIGENCIA. La audiencia de juzgamiento se dio en el Complejo Judicial de Iñaquito.

La víctima no denunció a tiempo las agresiones de las que fue objeto y su pareja terminó matándola

Julio N. deberá pasar los próximos 34 años en una prisión por haber sido encontrado culpable en el delito de femicidio. Durante la investigación, la Fiscalía de Pichincha encontró elementos convincentes para que el Tribunal Penal juzgue con una severa pena la muerte de Ana Gabriela C., de 24 años.

El implicado, 10 años mayor que la víctima, era pareja sentimental de la hoy difunta, con quien procreó una hija que ahora tiene cinco años.

Bolívar Burbano, fiscal de la causa, aseguró que la ahora occisa fue víctima de maltratos físicos y psicológicos durante aproximadamente tres años. Las versiones que recogió de los deudos revelaron que el hoy procesado mantenía una relación de poder con su cónyuge y que ella, cansada de los atropellos, quiso ponerle fin a la relación sentimental.

Esa decisión desencajó a Julio N., quien el 9 de diciembre de 2017 puso fin a la vida de su compañera sentimental.

En la audiencia de juzgamiento que se llevó a cabo el 24 de octubre pasado, el Tribunal Penal sentenció en un primer momento a 26 años de cárcel al femicida, sin embargo, esa sanción se incrementó, pues se consideró que hubo agravantes y la pena subió a 34 años con ocho meses.

Violencia reiterada

El fiscal Burbano dijo que durante el proceso se pudo comprobar que hubo relación de poder entre el victimario y la víctima y que por eso se eligió el tipo penal de femicidio.

Entre los elementos recabados por el funcionario están los testimonios de la madre, sobrina y otros familiares de la hoy difunta. En los relatos existió el denominador común de que Ana Gabriela C. era maltratada física y sicológicamente por el agresor, pero ella nunca se atrevió a denunciarlo por miedo a que cumpla las amenazas de muerte de las que fue objeto.

Detonante

Sin embargo, la joven madre empezó a dar señas de independencia, buscó un empleo y reactivó su vida social. El hecho de que su conviviente estuviera saliendo con amigas ‘sacudió’ al sentenciado hasta que finalmente cumplió con su amenaza.

El protocolo de autopsia, que también se presentó como prueba en la audiencia de juicio, reveló que la muchacha murió a causa de una asfixia por estrangulamiento.

Según Burbano, tras el femicidio, el acusado tomó el cuerpo y lo arrojó a un pozo de seis metros de profundidad que tenían en la parte posterior del inmueble en donde residía la pareja, en la parroquia de Tumbaco, al nororiente de Quito.

En las primeras indagaciones que efectuó la Policía, Julio N. fingió estar preocupado por la repentina desaparición de su esposa. Le dijo a los agentes que simplemente no había llegado a dormir e incluso colaboraba en las tareas de búsqueda.

Sin embargo, los dardos empezaron a apuntar a él como el principal sospechoso del hecho. El sentenciado preveía la dura sanción que se le venía encima y quiso atentar contra su propia vida ingiriendo veneno para ratas, sin embargo, no logró suicidarse y ahora enfrenta a la justicia. (FLC)