Estamos atrasados

Manuel Castro

Viene un futuro de robots, inteligencia artificial y otros adelantos tecnológicos. El asunto es que los países que ven acercarse la nueva tecnología se preocupan porque su desarrollo será una amenaza para el empleo. Le denominan la cuarta revolución, pues las máquinas inteligentes reemplazarán a los humanos; consideran que en los próximos diez años desaparecerán un 47% de los empleos.

Los conocedores del tema no descartan que la semana de trabajo se reducirá de lunes a jueves y a seis horas diarias. Tal es el porvenir del trabajo del futuro, para los niños y jóvenes actuales se convierte en una amenaza. Sumidos en nuestros problemas políticos, de corrupción, de ambiciones, no nos preocupamos de problemas que están a la vuelta de la esquina y que, de no atenderlos, afectarán a las nuevas generaciones.

Claro que hay acciones positivas frente a este inminente problema: la capacitación tecnológica de los actuales jóvenes y la diversificación y creación de nuevas actividades económicas que atiendan la amenaza de una disminución de empleos o desempleo. Se debe incorporar la robótica en la educación y flexibilizar la educación, pues se debe preparar el trabajo del futuro, teniendo en cuenta que ya no se requerirán de capitales sino de recursos humanos.

Ya debe estar funcionando una escuela de emprendedores, a fin de que les capacite a los jóvenes, a emplear su talento y preparación en actividades creativas. Por ejemplo, en otros países que dan importancia al tema ven el turismo, la gastronomía, la diversión como actividades que sí requerirán el recurso humano intensivo.

Para los nuevos campos se necesita mejorar la infraestructura del país: carreteras, luz eléctrica, agua potable, a fin de contar con inversión extranjera en hoteles, etc., donde los turistas puedan disfrutar de medios modernos de atención, porque con la disminución del tiempo de trabajo sobrará espacio para el entretenimiento y la diversión.

Toca al país, a las universidades, a los centros tecnológicos, ponerse al día con el mundo. No nos atrasemos. Como dice Tagore: “Leemos mal el mundo y decimos luego que nos engaña”.

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