Errores laborales

SANTIAGO OCHOA

Es muy común que en las instituciones tanto públicas como privadas, al empleado que mejor trabaja, al más productivo, al que más se esfuerza, con el pensamiento erróneo de “como lo hace bien” se le sobrecargue de trabajo en vez de reconocer su esfuerzo y productividad. Por otro lado, al empleado que realiza un trabajo de mala manera, también, con el pensamiento erróneo de “como lo hace mal” se le disminuya la carga laboral y se le termine “premiando”.

En vez de que cada trabajador se especialice en lo que mejor sabe hacer, se suele cometer el error de que todos hagan de todo; lo cual, en inicio no es un problema, si no se promueve la especialización, la generalización de actividades se convertirá en uno grave. Este hecho resta productividad a los empleados que realizan bien una actividad; pero, se les dificulta alguna otra. Sin desmerecer, y más aun enfatizando la importancia y la conexión de todas las actividades laborales, imaginen que, en un equipo de fútbol, todos los jugadores se dediquen a atacar o a defender, aunque en alguna circunstancia podría necesitarse, en el transcurso de cada partido, cada jugador debe hacer lo que mejor sabe hacer.

Otro error que puede estar presente, es que quién esté al frente de la institución, tenga menor capacitación que a quienes está dirigiendo, o que no tenga conocimiento de cómo hacer una actividad que está pidiendo a sus dirigidos. El director técnico de un equipo de fútbol, por ejemplo, debe saber de fútbol, sino por más buen equipo que posea, lo llevará al fracaso.

Finalmente, al empleado ejemplar, al que sobresale, muchas veces se suele tratar incomodar y subvalorar, por temor de que, a futuro, le quite el puesto a cualquier funcionario. El éxito de una empresa no debe ser sólo crecer económicamente, sino brindar calidad de empleo. (O)

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