Por el bien común

La eliminación de parte de los subsidios a los combustibles generó malestar entre los transportistas. Algunos de sus representantes se manifestaron con tibieza y otros en un tono desafiante y altanero. En cuanto que una minoría de la población total del país, nuestro sistema democrático reconoce y defiende ese derecho. Fueron acciones políticas en gran parte pacíficas y democráticas que abrieron puertas al diálogo con las autoridades.

Hay premisas, transformadas en normas, en función de las cuales se rigen nuestras acciones y expectativas y una de ellas es la de trabajar todos por el bien común. Los individuos, la sociedad e instituciones responden a este principio de nuestro sistema republicano y democrático. Su manipulación interesada y aviesa fue característica de la década correísta.

En el ejercicio honrado del poder es difícil que todas las variables estén definidas y determinadas como exitosas o fracasadas. Hay errores a rectificar de los cuales las partes dialogantes no están exentas. Sin embargo, la eliminación de subsidios improductivos e improcedentes en cada etapa de nuestra historia, no solo beneficia al resto de la sociedad, también les beneficia a los propios transportistas y a sus familias.

En este tiempo prelectoral es saludable blindarse de aquellos que, irresponsablemente, dicen pretender lo contrario. Los transportistas no son un mundo aparte. Nacieron y viven, trabajan y fundaron familias que forman parte de una sociedad que depende de que la economía que la sostiene se estabilice, sea viable y nos conduzca por un camino de progreso en todos sus estratos, ellos incluidos.


El único Estado estable es aquel en que todos los ciudadanos son iguales ante la ley”. Aristóteles Filósofo griego (384 AC-322 AC)

Es preferible el bien de muchos a la opulencia de pocos”. José Martí Político y escritor cubano (1853-1895)