Renuncia, a medias, de Moreno

Salvatore Foti

Ecuador está estancado económicamente. Somos como un barco a la deriva, esperando que el viento infle las velas y estamos tan, pero tan desesperados, que hasta empezamos a soplar nosotros mismos para ver si logramos mover al “velero” aunque sea un poquito.

Claro está que nuestras esperanzas deberían estar puestas en el capitán del barco, pero ya es hora de asumir la realidad y aceptar que el capitán no puede y, lo que es peor, no quiere hacerse cargo de sus responsabilidades.

Para muestra un botón: el hecho de que nuestro capitán, el presidente Moreno, a través del Decreto Ejecutivo 660, en lugar de dar la cara, prefiere evadir y delegar sus funciones y responsabilidades a gabinetes estratégicos conformados por las personas más cercanas a él, las cuales, en su lugar, tomarán las decisiones más importantes y trascendentales para el país.

Se trata de una renuncia a medias a la Presidencia de la República, realizada por un gobierno a medias, que cuenta con el apoyo, a medias, de la Asamblea Nacional y con la confianza, también a medias, de la población.

El Ejecutivo sigue huyendo sus responsabilidades y diciéndonos una cosa para luego hacer exactamente lo contrario. No mantiene las promesas de campaña y nos proporciona un futuro muy poco esperanzador. Tenemos derecho de saber quiénes están gobernando el país y a cuáles intereses se lo vendió, pues lo del “gobierno del diálogo” es pura demagogia y mojigatería.

Hace rato nos dimos cuenta de que el Presidente dice una cosa para luego hacer otra. Sería bueno que la Secom, en los informes de los lunes, nos dé a conocer muy bien lo que el Decreto Ejecutivo 660 provocará dentro del Estado y que nos proporcione fotos, nombres y funciones que tendrán cada uno dentro del gabinete estratégico, para que el pueblo sepa de dónde nos vendrán los siguientes golpes económicos.

Golpes tan duros que han obligado al Presidente a “lavarse las manos” desde ya. Lo único que nos queda es la esperanza de que pronto habrá elecciones presidenciales que mejorarán la actual condición del país, pues gane quien gane, no podrá ser peor.

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