CNE y confianza ciudadana

Han aflorado en estos días de campaña electoral ciertos disensos en la institución que debe encabezar, ordenar, hacer efectiva la Ley Electoral vigente y la Constitución. Defender, discutir, oponerse, respetar los puntos de vista y tesis contrarias a las nuestras, son rasgos esenciales del sistema democrático. También lo es reconocer las razones y los derechos de las mayorías y también las razones y los derechos de las minorías.

Desde la fundación de nuestra república, la correlación dialéctica entre mayorías y minorías ha estado en el centro de la manera de concebir y hacer efectiva la vida en ciudadanía. De esclavos, siervos, súbditos, solo con deberes, pasamos a ser ciudadanos también con derechos. Esta ha sido la columna vertebral de los encuentros y desencuentros, de los éxitos y fracasos, de los retrocesos y tímidos avances de nuestra historia.

Hoy por hoy la mayoría de nuestros compatriotas desconfían de los partidos políticos y de sus representantes. Hay un sentimiento generalizado de abandono, inseguridad y desamparo, a pesar de que los tiempos de la imposición totalitaria y dictatorial quedaron atrás, y junto con ellos un Consejo Nacional Electoral títere y vergonzante. Mentiras, silencios y complicidades abonaron el terreno de desconfianza que padecemos.

Los nuevos consejeros tienen en sus manos la oportunidad única de encaminar, de una vez por todas, la consolidación del estado democrático en Ecuador. El posicionamiento de ideas sobre la base de su debate civilizado y con altura intelectual y política es siempre deseable en una institución de su tipo. Sin embargo, a continuación se necesita de lineamientos y procederes que den lustre a nuestra democracia y certidumbre al que aspiran a ser elegidos y a los electores.


Lo que el público te reprocha, cultívalo. Eso eres tú”. Jean Cocteau Escritor, pintor, coreógrafo (1889-1963)

El único realista de verdad es el visionario”. Federico Fellini Director de cine italiano (1920-1993)