Parto y sexualidad

Hugo Favián Castillo M.

Si cree que tras dar a luz, el sexo llega como una ola, se equivoca. Sabemos que el cuerpo tarda en reacomodarse. La mayor sorpresa viene cuando el deseo sexual no aparece y el cuerpo no responde. La libido esta desplazada hacia los pechos donde se desarrolla la actividad sexual constante. El agotamiento es total. Las sensaciones afectivas y corporales son muy sensibles y la piel parece un fino cristal que necesita ser tocado con delicadeza. El tiempo de atención que el niño demanda es tal que pueden pasar hasta tres meses sin que los padres lleguen a tener relaciones.

Afortunadamente tiene solución. Se recomienda esperar el momento adecuado hasta seis semanas luego del nacimiento, siempre y cuando haya interés por la mujer. Debe propiciarse un ambiente de confianza y comunicación y es fundamental que las madres no dejen de lado a su pareja y dedicar tiempo para hablar y disfrutar de cierta intimidad que es vital para buscar apoyo, recargar energía y fortalecer la relación.

Es importante aceptar los cambios físicos en el cuerpo de la mujer y es necesario que ambos se acostumbren y saber que estos se deben a la nueva vida que ha creado la pareja. Los ejercicios para fortalecimiento de la musculatura pélvica ayudarán a evitar la incontinencia urinaria y facilitar las relaciones íntimas. Vaciar el pecho antes de tener relaciones se aconseja a fin de evitar dolor por presión.

Aunque la mujer no haya tenido la primera menstruación hay posibilidades de que vuelva a quedar embarazada y se sugiere un método anticonceptivo. Use lubricantes a fin de evitar dolor por sequedad vaginal transitoria.

Los progenitores deben conectarse con la parte femenina y entender su sexualidad, que es sutil, lenta, sensible, hecha de caricias. Es un periodo que no necesita despliegue corporal; al contrario, prefiere tacto, oído, olfato, tiempo, palabras dulces, encuentro, música, risas, masajes y besos. No hay propósitos, incluso a veces no hay orgasmos, ya que lo que importa es el encuentro amoroso y humano. (O)