Día del Maestro

A pesar de las adversidades no podemos dejar de recordar y enaltecer a quienes se han dedicado a la noble tarea de ser educadores, formadores de generaciones; por ello, ayer 13 de abril se celebró el Día del Maestro ecuatoriano y, hoy le rendimos el homenaje que se merece ya que no podemos olvidarnos de una fecha tan importante, tanto por su significado como por el origen de la misma.

A manera de recordatorio, el 13 de abril fue escogido para celebrar al Maestro, al ser el nacimiento del gran hombre, escritor, poeta, literato, como lo fue don Juan Montalvo Fiallos, orgullo mayor al ser ambateño, y que su legado es compromiso para todos, pero en especial para quienes hemos escogido esa gran y noble labor de enseñar y transmitir el conocimiento que se va adquiriendo, no solamente en el ámbito profesional, sino en la experiencia de vida y formación humana que debe estar compuesta de principios y valores pegados a la ética y la moral. Por lo dicho, el ser maestro, educador de juventudes es una actividad que va más allá de percibir una remuneración o acumular un patrimonio para beneficio individual. Para el verdadero maestro aquello es secundario, su compromiso, esfuerzo y dedicación es formar generaciones con verdaderos valores, impulsar e incentivar a la lectura y búsqueda de la investigación para, por supuesto, ser críticos ante las insolencias, arbitrariedades e ilegalidades de los derechos no solamente de las personas, sino del resto de seres vivos y nuestra propia naturaleza, esfuerzo que fue demostrado por el gran filósofo y sabio Sócrates, sin olvidarnos de las enseñanzas de don Juan Montalvo al exclamar: “Desgraciado del pueblo donde los jóvenes son humildes con el tirano, donde los estudiantes no hacen temblar al mundo”, y para ello debe estar la mano de una verdadero maestro que, con vocación guía a sus educandos.