¿Quiénes son los calculistas?

Destreza. Aplicación de fórmulas y una habilidad sorprendente caracteriza a este sector.
Destreza. Aplicación de fórmulas y una habilidad sorprendente caracteriza a este sector.

En algunos casos pueden multiplicar en la mente números de varios dígitos y ofrecen espectáculos públicos.

Hay personas que desde niños tienen facilidad para hacer cálculos que a la mayoría le resulta difíciles. Aprenden fácilmente las tablas de las diferentes operaciones y recuerdan perfectamente los algoritmos para el caso de que no se pueda realizar la operación mentalmente. ¿Qué es un algoritmo? Un algoritmo es la manera cómo se realiza una operación. Por ejemplo, digamos que se quiere multiplicar 237 por 48. Se coloca el multiplicando, 237, arriba y, el multiplicador, 48, debajo. Se traza una línea y se empieza multiplicando las unidades del multiplicador por las unidades del multiplicando y se continúa con el resto de cifras de este. Se hace lo mismo con la siguiente cifra del multiplicador, desplazando la respuesta una casilla a la izquierda. Finalmente se traza una línea para realizar la suma de los productos parciales y se tiene el resultado.

La habilidad de los calculistas es tal en algunos casos, que pueden multiplicar en la mente números de varios dígitos, y que ofrecen espectáculos públicos en los que reciben aclamaciones por su destreza.

Igualmente pueden, por ejemplo, factorizar fácilmente un polinomio cualquiera; aplicar una fórmula para hallar el valor de una incógnita; hallar la derivada de una función; hallar las características y elementos de una cónica; en fin, resolver cualquier problema de un examen, con lo que sus calificaciones son, generalmente, altas. El calculista, entonces, ayuda a resolver problemas “prácticos” de la vida real.

Durante el siglo XX hubo un desarrollo técnico como no lo hubo antes. Y este desarrollo necesitaba de calculistas que pudieran resolver, de manera práctica, pragmática y hasta utilitarista, los diferentes problemas que traía aparejado dicho desarrollo. Esta necesidad condujo a una enseñanza con las mismas características y finalidades. La enseñanza de las matemáticas se convirtió en un recetario de fórmulas y en un proceso en que se debía saber los “pasos” que había que dar para resolver un problema.

Quizá por eso se piensa que los matemáticos son calculadores y fríos. Ya veremos que no es así: todo está fríamente calculado para demostrar lo contrario. (Carlos E. Correa J., [email protected])