Fiebre de una grave epidemia

Dentro de las cárceles se vive una verdadera guerra civil. Las declaratorias de Estado de Excepción no parecen ser efectivas, los muertos y los heridos, las escenas de violencia y los rehenes que filtran los propios presos al exterior y la presión de los familiares en las entradas, las capturas de armas blancas y de fuego, así como de estupefacientes, por las autoridades carcelarias, ofrecen a la opinión pública un panorama alarmante.

La deficiencia del régimen carcelario ha sido denunciada por los encargados de asumir estas tareas. Se requiere un régimen diferente, que deba comenzar por la reubicación de los presos por su peligrosidad, dotar de medios de defensa a los guías carcelarios y crear las condiciones para que en el interior la coexistencia, desde el punto de vista humano.

Quienes están dentro han delinquido y, en consecuencia, la sociedad aplicó normas para garantizar su seguridad, justa convivencia y adecuado desarrollo económico y espiritual al resto de sus miembros. El comportamiento dentro de las cárceles debe contemplar la disciplina, reeducación adecuada, rigor en la aplicación de reglamentos y que la justicia opere como instrumento de cambio en el recluso.

No vale seguir pontificando, sino actuar con prontitud en la transformación del sistema penitenciario, pero para que se genere un cambio cualitativo verdadero. Los muertos y los heridos, la indisciplina, la violencia y las mafias que se van develando tras sus muros, son solo la fiebre de una grave epidemia. Atajarla y vencerla es algo impostergable, pero algo en lo que todos debemos poner el hombro.


La cultura es continuidad. La creación, su contrario, es ruptura”. Pierre Rey Escritor francés (1930-2006)Tanto más libre un pueblo cuanto más ilustrado”. Juan Montalvo Pensador ecuatoriano (1832-1889)