La ‘palabra’ corrupción

Andrés Poma Costa

La corrupción es uno de los peores males para el individuo y la sociedad. Todos los días escuchamos el término, y como algo normal, pasa inadvertido para nosotros. Es un problema social que desconoce principios y contagia sin distinguir condición o rasgos entre la población.

La corrupción no solo está presente en un fraude millonario o en el abuso político desde el poder, sino en el diario vivir de cada ser humano; habita en el escolar que copia la tarea, o en el estudiante que “envía” a elaborar una tesis. Todo es gradual y va creciendo; desde pequeños ya llevamos esa formación absurda de querer ser más por el medio irregular. Y aquí la pregunta: ¿Cómo juzgar al otro si todos en mayor o menor medida somos parte de lo mismo?

Por naturaleza, no somos corruptos; son las ideas incorrectas las que nos hacen transgresores. No estamos obligados a serlo, pero somos débiles, y nuestra debilidad lastima el buen actuar de nuestra esencia. Lamentablemente, el “tener” y el “poder” seducen, sobre todo en este medio perdido en la confusión; de ambos debemos analizar su realidad, alcance y peligro, reconociendo a la honestidad como primordial para hacerles frente. Cuando valoremos al ser antes que al tener y a la sociedad antes que al poder, dejaremos de pensar en corrupción.

El cambio no es responsabilidad exclusiva de un individuo, dirigente, o gobernante; esto depende de todos, basándonos en una formación en valores, en el despertar de la conciencia, y en un absoluto deseo de transformación.

La corrupción estará ausente cuando todos desde nuestro espacio actuemos con rectitud, cuando la imagen del dinero no se apropie de la mente, y cuando la justicia como arma sea razón de identidad. Entonces, solamente ahí, se dejará de mencionar a cada instante la ‘palabra’ corrupción. (O)

Twitter: @andrespomacosta