Odebrecht no es el único caso de corrupción

Remo Cornejo Luque

Ahora sí, y con total razón, el correísmo puede asegurar que ha marcado un hito en la vida del país. Nunca antes en la historia el Ecuador tuvo a un vicepresidente en funciones en prisión por actos de corrupción, ni tuvo tantos exministros y altos funcionarios encausados judicialmente, unos, y prófugos, otros, por la misma causa.

No le resultó suficiente al correísmo el control del sistema judicial para evitar que se llegue a esta situación. La presión popular y la contundencia de los indicios de responsabilidad de Jorge Glas en el caso Odebrecht obligaron al fiscal de ese entonces a solicitar la prisión preventiva del vicepresidente.

La crisis política llega a nuevos niveles y mantiene en vilo a toda la institucionalidad. Alianza País, otrora reivindicada como fuerza arrolladora, es cuna de pugnas entre correístas, morenistas y quienes calculan su definición de acuerdo a quien tiene más peso.

La lucha en contra de la corrupción no debe tener tregua. Odebrecht no es el único caso, ni Glas el único corrupto. Si alguna obra de la revolución ciudadana no está contagiada de corrupción sería una excepción. La energía con la que Correa defiende a su exvicepresidente es porque en realidad busca defenderse a sí mismo. No queda duda que él es la mente de todo este entramado corrupto.

La movilización popular contra la corrupción debe continuar, deben abrirse investigaciones en los casos que ya han sido denunciados. Correa también debe estar preso, tal como lo ha solicitado la fiscal actual a propósito del caso sobornos 2012 – 2016, donde afirma que todos eran parte de una “bien estructurada organización delictiva” y que el exjefe de Estado “dispuso, aprobó y autorizó” la captación de aportes ilegales que provenían de contratistas estatales y que se usaron para financiar las campañas de AP. (O)

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