Ladrones a tiempo completo

César Ulloa Tapia

Hay que comenzar a llamar las cosas por su nombre. Ladrones son quienes han desfalcado el Estado sin ningún pudor. Disfrutan del dinero ajeno en tours de compras en Miami, porque si algo les gusta del “Imperio” son los precios baratos de las cosas. Se pavonean en autos lujosos, porque ese fue la ganancia del sobreprecio de las obras, las consultorías truchas y las contrataciones de servicios. Se llenan la boca hablando de las grandes transformaciones del país, cuando en realidad solo cambió el número de ceros en sus cuentas bancarias o en las “caletas” o especie de cuevas donde guardan la plata en cualquier lugar.

La sociedad es demasiado permisiva con el latrocinio. El argot popular diría que hay mucha paciencia con los “pillos”. Tal es así que la corrupción y la impunidad es parte del anecdotario de todos los días, cuando en realidad no solo debería avergonzarnos como comunidad la deshonestidad, sino ir hasta las últimas consecuencias para sque e juzgue con todo el rigor de la ley a los sinvergüenzas. Basta del secreto a voces, porque no puede seguir siendo posible que el “vivo, viva del tonto, y el tonto de su trabajo”. Esa maldita permisividad ha hecho que fuguen los corruptos como si nada hubiese ocurrido y estén asoleándose en alguna playa veraniega.

La corrupción es tan evidente e insultante que los trajes Chanel no están vacunados contra el bandidaje y el saqueo del Estado. A simple vista se puede identificar a quienes ascendieron económicamente a costa del “pueblo”. Como no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, las tramas del robo se conocen cada día y no hay justicia que se haga presente en cualquier momento. ¿Cuántas caretas se caerán después de leer esto? Ojalá no se caigan, sino que las saquemos de quienes han corrompido al Estado.

[email protected]