¿Y lo robado?

Una segunda jornada de movilizaciones enfrentó el gobierno de Guillermo Lasso. Las organizaciones sociales no reclamaron por la eficacia de la justicia o los niveles de inseguridad por el accionar del narcotráfico o la criminalidad desbordada en las calles, esta vez la convocatoria se centra en torno al alza progresiva de los precios de los combustibles, la deuda con el IESS, la estabilidad laboral y los inciertos acuerdos con el FMI; un panorama complejo que podría repetir el ‘octubre 2019’ en medio de una anunciada y acelerada crisis migratoria, el desgaste legislativo y la renovación temprana del gabinete presidencial.

Más que nunca, el periodismo tendrá que estar comprometido con causas sociales y el sentido de visibilizar y ampliarse al debate público. En un país donde faltan espacios de confianza y construcción colectiva, hay que reactivar y sincerar los diálogos relevantes y reconocer los disensos como herramientas de opinión y democracia; una conexión práctica con la realidad y contribución con la implementación de soluciones audaces.

Pero, ¿de qué depende la reactivación económica y sacar al país del inmovilismo de más de una década? Pues, al parecer, elevar la productividad depende de grandes inversiones públicas y privadas, de fijar metas y cumplir con los tiempos expuestos en consensos. En realidad, cabe una política de Estado armónica y sensible para ‘recuperar lo robado’; pero, además, de concretar soluciones para la evasión de impuestos de las grandes corporaciones de telecomunicaciones, petróleos y mineras. En sí falta un plan de cobro de glosas y recompra de deudas.

El caso de la entrega desproporcionada de dinero público a través de la embajada de Ecuador en España a organismos particulares y partidos políticos del extranjero amerita no solo una indagación fiscal y policial para descubrir contratos y supuestas asesorías. Esto evidencia una oportunidad para elaborar un proyecto de recuperación económica de lo robado durante el derroche fiscal de gobiernos anteriores, no como un asunto de ajuste del gasto público sino más bien de recuperación y crecimiento en un futuro inmediato; opción para demostrar liderazgo en un gobernante lúcido y capaz.

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