Principio y temario para un diálogo

La palabra diálogo está en boga en el ambiente político nacional y se entiende como la única fórmula de encontrar caminos para la solución de los problemas que nos aquejan como sociedad. Para que exista diálogo debe haber elementos tales como la tolerancia y el respeto a otras formas de pensamiento, ¿están presentes en los diálogos tan delicados que se llevan adelante?

Su requisito primordial es el compromiso y la buena predisposición, más que elementos discursivos y dialécticos. No puede haber diálogos que pasen por alto principios fundamentales como aquel que establece que “la soberanía radica en el pueblo, cuya voluntad es el fundamento de la autoridad, y se ejerce a través de los órganos del poder público y de las formas de participación directa previstas en la Constitución”.

Los dialogantes deberían atenerse a este principio, si es que se quiere, con sinceridad, contribuir a dar una salida justa a los problemas que nos aquejan a todos los ecuatorianos. Precondiciones que no se basen en nuestra Carta Magna y en las leyes no contribuyen a ello. Así ha sucedido en nuestra historia contemporánea, en la que no pocas convocatorias al diálogo han naufragado, aun antes de comenzar siquiera.

La desaceleración de la economía, el desempleo, la corruptela política, los abultados desbalances fiscales, los peligrosos índices inflacionarios vividos antes y la deflación, la exclusión y conflictualidad social y las demandas de prestaciones dirigidas a un Estado con menguada capacidad operativa, ¿acaso no son temas lo suficientemente importantes para dialogar en bien de la sociedad de hoy y la de mañana?


Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ustedes pelean los devoran los de afuera”. José Hernández. Poeta argentino (1834-1886)La mente ama lo desconocido. Le encantan las imágenes cuyo significado
desconoce”. René Magritte. Pintor belga (1898-1967)

La palabra diálogo está en boga en el ambiente político nacional y se entiende como la única fórmula de encontrar caminos para la solución de los problemas que nos aquejan como sociedad. Para que exista diálogo debe haber elementos tales como la tolerancia y el respeto a otras formas de pensamiento, ¿están presentes en los diálogos tan delicados que se llevan adelante?

Su requisito primordial es el compromiso y la buena predisposición, más que elementos discursivos y dialécticos. No puede haber diálogos que pasen por alto principios fundamentales como aquel que establece que “la soberanía radica en el pueblo, cuya voluntad es el fundamento de la autoridad, y se ejerce a través de los órganos del poder público y de las formas de participación directa previstas en la Constitución”.

Los dialogantes deberían atenerse a este principio, si es que se quiere, con sinceridad, contribuir a dar una salida justa a los problemas que nos aquejan a todos los ecuatorianos. Precondiciones que no se basen en nuestra Carta Magna y en las leyes no contribuyen a ello. Así ha sucedido en nuestra historia contemporánea, en la que no pocas convocatorias al diálogo han naufragado, aun antes de comenzar siquiera.

La desaceleración de la economía, el desempleo, la corruptela política, los abultados desbalances fiscales, los peligrosos índices inflacionarios vividos antes y la deflación, la exclusión y conflictualidad social y las demandas de prestaciones dirigidas a un Estado con menguada capacidad operativa, ¿acaso no son temas lo suficientemente importantes para dialogar en bien de la sociedad de hoy y la de mañana?


Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ustedes pelean los devoran los de afuera”. José Hernández. Poeta argentino (1834-1886)La mente ama lo desconocido. Le encantan las imágenes cuyo significado
desconoce”. René Magritte. Pintor belga (1898-1967)

La palabra diálogo está en boga en el ambiente político nacional y se entiende como la única fórmula de encontrar caminos para la solución de los problemas que nos aquejan como sociedad. Para que exista diálogo debe haber elementos tales como la tolerancia y el respeto a otras formas de pensamiento, ¿están presentes en los diálogos tan delicados que se llevan adelante?

Su requisito primordial es el compromiso y la buena predisposición, más que elementos discursivos y dialécticos. No puede haber diálogos que pasen por alto principios fundamentales como aquel que establece que “la soberanía radica en el pueblo, cuya voluntad es el fundamento de la autoridad, y se ejerce a través de los órganos del poder público y de las formas de participación directa previstas en la Constitución”.

Los dialogantes deberían atenerse a este principio, si es que se quiere, con sinceridad, contribuir a dar una salida justa a los problemas que nos aquejan a todos los ecuatorianos. Precondiciones que no se basen en nuestra Carta Magna y en las leyes no contribuyen a ello. Así ha sucedido en nuestra historia contemporánea, en la que no pocas convocatorias al diálogo han naufragado, aun antes de comenzar siquiera.

La desaceleración de la economía, el desempleo, la corruptela política, los abultados desbalances fiscales, los peligrosos índices inflacionarios vividos antes y la deflación, la exclusión y conflictualidad social y las demandas de prestaciones dirigidas a un Estado con menguada capacidad operativa, ¿acaso no son temas lo suficientemente importantes para dialogar en bien de la sociedad de hoy y la de mañana?


Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ustedes pelean los devoran los de afuera”. José Hernández. Poeta argentino (1834-1886)La mente ama lo desconocido. Le encantan las imágenes cuyo significado
desconoce”. René Magritte. Pintor belga (1898-1967)

La palabra diálogo está en boga en el ambiente político nacional y se entiende como la única fórmula de encontrar caminos para la solución de los problemas que nos aquejan como sociedad. Para que exista diálogo debe haber elementos tales como la tolerancia y el respeto a otras formas de pensamiento, ¿están presentes en los diálogos tan delicados que se llevan adelante?

Su requisito primordial es el compromiso y la buena predisposición, más que elementos discursivos y dialécticos. No puede haber diálogos que pasen por alto principios fundamentales como aquel que establece que “la soberanía radica en el pueblo, cuya voluntad es el fundamento de la autoridad, y se ejerce a través de los órganos del poder público y de las formas de participación directa previstas en la Constitución”.

Los dialogantes deberían atenerse a este principio, si es que se quiere, con sinceridad, contribuir a dar una salida justa a los problemas que nos aquejan a todos los ecuatorianos. Precondiciones que no se basen en nuestra Carta Magna y en las leyes no contribuyen a ello. Así ha sucedido en nuestra historia contemporánea, en la que no pocas convocatorias al diálogo han naufragado, aun antes de comenzar siquiera.

La desaceleración de la economía, el desempleo, la corruptela política, los abultados desbalances fiscales, los peligrosos índices inflacionarios vividos antes y la deflación, la exclusión y conflictualidad social y las demandas de prestaciones dirigidas a un Estado con menguada capacidad operativa, ¿acaso no son temas lo suficientemente importantes para dialogar en bien de la sociedad de hoy y la de mañana?


Tengan unión verdadera en cualquier tiempo que sea, porque si entre ustedes pelean los devoran los de afuera”. José Hernández. Poeta argentino (1834-1886)La mente ama lo desconocido. Le encantan las imágenes cuyo significado
desconoce”. René Magritte. Pintor belga (1898-1967)