Crimen de Estado

Gabriel U. García T.

La historia del Ecuador tiene momentos aciagos. Eloy Alfaro, luego de una revuelta popular, renuncia su segundo mandato el 11 de agosto de 1911. El primero de septiembre, de ese mismo año, se designa como presidente de la República a don Emilio Estrada Carmona. Cuatro meses después, el 21 de diciembre, Estrada fallece, víctima de un ataque cardiaco. Al día siguiente asume el poder, de manera interina y sin respaldo popular, el presidente del Congreso Carlos Freile Zaldumbide. Luego de siete días, el comandante del Ejército en Guayaquil, general Pedro Jacinto Montero, trata de recuperar el poder para los liberales y se declara Jefe Supremo de la República. De inmediato se desata la guerra civil.

Freile nombra como General en Jefe del Ejército a Leonidas Plaza, que vence en Huigra, Naranjito y Yaguachi. Fueron miles los muertos. Alfaro desembarca en Guayaquil el 12 de enero de 1912. Tres días después, Plaza y Montero, firman un acuerdo que el laxo gobierno de Freile Zaldumbide irrespeta. En Guayaquil se apresa a los insurrectos y, con ellos, a los hermanos Alfaro. El 25, Montero, es asesinado por una turba, arrastrado por las calles de Guayaquil y, finalmente, incinerado.

Los presos son llevados a Quito. Los hermanos Eloy, Medardo y Flavio Alfaro, el general Ulpiano Páez y el periodista Luciano Corral, llegan a la Capital el día 28. La gente estaba exacerbada. El gobierno, en lugar de calmar los ánimos, incitó a los ciudadanos para que vayan a la cárcel. La turba, ayudada por los militares, asesinó a los reos, los arrastró por las calles de Quito y los quemó en el Ejido.

Pío Jaramillo, que actuó como Fiscal en este caso, demostró que el autor material de la muerte de Alfaro fue el conductor del Ministro de Gobierno. Con ello comprobó que fue un crimen de Estado que es, quizás, el peor delito. (O)

@gulpiano1