La basílica de El Cisne deslumbra por su belleza arquitectónica

ESPACIO. La Basílica de El Cisne se asienta en un área total de 1.800 metros cuadrados.
ESPACIO. La Basílica de El Cisne se asienta en un área total de 1.800 metros cuadrados.

Su infraestructura, levantada por el padre Lazarista Pedro Bruning, deslumbra por su belleza arquitectónica.

El Santuario de El Cisne es el centro de la religiosidad más importante de la Región Sur y del país. En su interior alberga la Sagrada Imagen de la Virgen que lleva su mismo nombre, considerada por muchos como milagrosa, razón por la que cada año la visitan en su morada y la acompañan en las peregrinaciones que cada agosto se realiza con la participación de más de medio millón de devotos.

El origen de la construcción

El templo inició su construcción en 1934 y concluyó en 1978. Se consagró e inauguró el 12 de agosto de 1979 con presencia de varios obispos y como parte de las celebraciones del cincuentenario de la Coronación Canónica.

La construcción, a cargo del arquitecto Padre Lazarista Pedro Bruning, tardó aproximadamente 45 años. Su diseño se basó en la Catedral de Guayaquil. Continuaron con la obra el Padre Ricardo Fernández y los Misioneros Oblatos.

La basílica consta de tres amplias naves en forma de crucero, con un área total de 1.800 metros cuadrados, con 75m de largo, 40m de ancho y 45m de alto. Al nivel del coro y con vista hacia la nave central tiene una galería a cada lado de 3m de altitud, formando realmente un claustro artístico entre las columnas, arquerías y balaustres. Según los proyectos originales se coronaba con una torre de 55 metros de alto.

Su altar

A más del santuario en sí, lo que llama la atención es el altar concebido en sus líneas artísticas, propias del estilo gótico por el artista de Cotacachi Don Guido Aguirre, quien diseñó algunas líneas artísticas de la Basílica del Voto Nacional, la Virgen del Panecillo en Quito y los tallados de las mamparas de la Basílica. Según consta en el libro “Tradición, Historia y Devoción de la Reina de El Cisne”, publicado en 2010, de autoría del padre Hernán Ojeda.

Con la imagen de la Santísima Virgen, el templo refleja vida para los devotos, padres y personal encargado en cuidarla y mantenerla estable. Aníbal Eras, sacerdote de la parroquia Santo Domingo, considera que el pueblo en su amor inmenso a María le va poniendo diferentes nombres que la iglesia acepta y legaliza.

«Es imposible para mi familia y para mí faltar los meses de mayo y agosto, ya que venimos a orar y darle gracias a nuestra madre. Por eso cada vez que llegamos a El Cisne, contemplamos esta hermosa edificación; que nos da la bienvenida e invita a guardar sueños y promesas dedicadas a la Virgen”, dice Marcos Paladines, turista oriundo de Cuenca.

Otras características

Otros aspectos sobresalientes del Santuario, son los hermosos vitrales construidos en Cali-Colombia, que constituyen los grandes ventanales del templo que, aparte de proporcionar luz, son medios para aprender verdades de la iglesia. Los vitrales de la parte baja contienen imágenes de la Virgen María y en los de la parte superior se encuentran imágenes de los obispos de la Diócesis de Loja.

Dentro del santuario, a la entrada de la Capilla del Santísimo, se localiza una peana (base para colocar una escultura), que se usa para procesiones con la sagrada Imagen dentro del pueblo de El Cisne, está construida de madera, recubierta con molduras de plata hecha por el orfebre César Cevallos, en Sangolquí-Quito.

Masiva presencia de devotos

No hay duda que la Basílica de El Cisne se ha convertido en uno de los templos religiosos más visitados del país. Devotos de la Virgen llegan de casi todas las provincias de Ecuador, así como también de países vecinos como Colombia y Perú.

Tome nota

Stefani Armijos, Britney Enríquez, Ana Vasco y Kelly Vega, estudiantes de Comunicación de la Universidad Nacional de Loja.

El dato

Para la construcción de la basílica, la primera piedra se colocó el 15 de agosto de 1934 con la presencia de Mons. José Harris Morales.

LA FRASE

Es imposible para mi familia y para mí faltar los meses de mayo y agosto, ya que venimos a orar y darle gracias a nuestra Madre…”,

Marcos Paladines,

turista cuencano.