Manuel Salinas Ordóñez
Desde hace 23 años que inicié mi actividad laboral, no he tenido la oportunidad de permanecer por más de 12 horas continuas en casa, junto a mis hijos y cónyuge. Tampoco he conocido ni he vivido un evento emergente a nivel mundial por efecto de un virus.
En miles de oportunidades deseaba tener la oportunidad de permanecer por un solo día sin tener absolutamente nada que hacer, solamente poderme quedar en casa y no poder, ni deber obligatoriamente, salir de ella.
El día llegó. Dios me ha dado el regalo anhelado, estar más de un día en casa sin poder salir de ella y sin tener ninguna obligación que pueda hacerme abandonar mi hogar. Quienes tenemos la oportunidad de estar en casa sin la obligación de salir, aprovechemos la oportunidad para hacer lo que siempre relegamos, lo que dejamos para después, ahora es tiempo, de compartir con todos los miembros del hogar, de terminar esa actividad en casa que empezamos hace muchos años.
Juguemos, dibujemos pintemos, leamos, escribamos, estudiemos, cocinemos, lavemos los platos, hagamos los deberes, veamos películas, ordenemos, descubramos rincones jamás visitados, veamos cosas que ni recordábamos que teníamos, sin pensar en el tiempo que nos tomaría, sin apuros por ir a trabajar, sin presión de ninguna naturaleza.
A quienes Dios nos ha bendecido con la salud, que en el Ecuador somos la mayoría, agradezcamos esta nueva oportunidad de asimilar que nuestra vida, se podría haber acabado en un minuto, pero no, tenemos la oportundidad de seguir viviendo.
No pensemos en el número creciente en decenas y centenas de víctimas del virus, somos parte de los millones de personas sanas y que no debemos contagiarnos para romper la pandemia. Seamos positivos, agradezcamos que no somos víctimas del virus y gracias a quienes laboran por nuestra tranquilidad. (O)