La masacre de El Junquito

La violación sistemática de los Derechos Humanos en Venezuela no tiene fin. A pesar de que ha sido denunciada reiteradamente por el Alto Comisionado de la Naciones Unidas así como por la Unión Europea y otros organismos, el presidente Nicolás Maduro, con un régimen despiadado y autocrático, continúa reprimiendo a sus opositores. Y como para sentar un precedente, ejecutó al piloto Óscar Pérez.

Este hombre y media docena de sus compañeros de la llamada Resistencia fueron masacrados por las fuerzas militares y policiales cuando estaban refugiados en un chalet en la parroquia caraqueña de El Junquito. Lo ocurrido no fue más que una ejecución extrajudicial vista por el mundo entero sin que se garantizara la vida de estos jóvenes rebeldes, a pesar de que dijeron que se querían rendir y que se permitiera una salida negociada para salvar la vida de los civiles inocentes que había en la casa. Pero no: la vivienda saltó por los aires al impacto de un lanzacohetes.

La masacre se realizó con refuerzos desproporcionados como tanquetas y otras armas de guerra, con el fin de liquidar a un pequeño enemigo. Para completar, las fuerzas oficialistas arrastraron refuerzos civiles -los llamados colectivos- que nada tenían que buscar en un operativo de este tipo.

Maduro fue más lejos y justificó el destino que les tocó a los “terroristas”. La Conferencia Episcopal local y 23 expresidentes iberoamericanos hablaron de “ajusticiamiento”.

Lo ocurrido fue, en resumen, el asesinato de un opositor a manos de una narcodictadura.


El arco dice bajito a la flecha al despedirla: tu libertad es mía”. Rabindranath Tagore. Filósofo y poeta indio (1861-1941)Nadie es patria. Todos lo somos”. Jorge Luis Borges. Escritor argentino (1899-1986)