Antártida,último refugio de vida salvaje

Sur. Los bordes del ‘continente blanco’ muestran farallones de  50 metros. Sus grietas desprenden un brillo turquesa.
Sur. Los bordes del ‘continente blanco’ muestran farallones de 50 metros. Sus grietas desprenden un brillo turquesa.

Miguel Ángel Vicente de Vera.
Especial para La Hora

En este santuario de vida, la naturaleza muestra todo su esplendor, pero también su rostro más salvaje. A cada tiempo aparecen cadáveres de pingüinos en descomposición, esqueletos, aletas desgarradas (por su naturaleza cartilaginosa son la última parte en descomponerse). Allí se puede contemplar como una skúa (un ave antártica carnívora, similar a la gaviota, pero más grande y hostil) devoraba a un polluelo de pingüino frente al resto, que contemplaba con impotencia la lucha despiadada por la vida y la supervivencia.

En la isla de Dee, frente a Barrientos, viven varias colonias de leones y elefantes marinos. A pesar de que en invierno está totalmente cubierta por un manto de nieve y sus aguas se congelan, ahora muestra una acuarela muy diferente: colinas cubiertas por praderas de musgos y líquenes de colores rojo, amarillo y verde, que conforman un singular paisaje. En la lejanía se vislumbran los glaciares: infranqueables muros de hielo milenario de hasta 50 metros de alto, y varios kilómetros de extensión, con grietas de las que emana una luminiscencia azul turquesa.

En la orilla, preferiblemente sobre un lecho de algas rojas, descansan los elefantes marinos, una de las grandes bestias de la Antártida. Su presencia es imponente. Este animal es el que presenta el mayor dimorfismo sexual de los mamíferos, las hembras tan solo alcanzan los 3 metros y los 900 kg., mientras que los machos llegan a medir 6 metros y 4.000 kg de peso. Se caracterizan por una trompa retráctil que les crece con la edad.

Los lobos marinos son los gruñones de la Antártida. Son parecidos a una foca, pero con el cuerpo revestido de un pelaje marrón, unas pequeñas orejas y un rostro que por momentos recuerda a una nutria. Son muy juguetones, pero a la mínima ocasión, lanzan su pequeño rugido para marcar su territorio. Suelen estar también en las orillas compartiendo espacio con los elefantes marinos.

Otro singular animal que habita estas tierras es la foca de Weddell. Es de color gris con la piel moteada con manchas blancas. Su rostro es el de la bondad, como si estuviera en un permanente estado de felicidad. Al contrario del elefante y el lobo, prefiere descansar sobre placas de hielo. Debido a sus pequeñas aletas cuando se quiere desplazar tiene que arrastrarse como un gusano de 400 kilos, pero en cuanto llega al mar se transforma en una consumada acróbata, que llega a realizar inmersiones de 600 metros.

Los cielos antárticos también están habitados, fundamentalmente por los petreles y las skúas. Ambas son carnívoras, la una de color blanco, la otra de marrón oscuro. Si ven que algún individuo ha invadido su territorio no dudan en atacarlo, lanzándose en picado hacia su ubicación, planeando muy cerca de la cabeza del especimen. No podemos olvidar las grades criaturas del mar. Así, en la Antártida, se puede ver desde la lejanía decenas de ballenas jorobadas y rorcuales. Este avistamiento siempre genera alegría y profunda admiración.

Antecedentes de Ecuador en la Antártida

° Desde 1987 Ecuador forma parte del Tratado Antártico, organismo que regula la gestión e intereses del ‘continente blanco’. En ese mismo año, el primero de diciembre, partió desde Guayaquil la primera expedición ecuatoriana a bordo del buque Orión. En enero de 1988, la Armada del Ecuador inauguró el primer refugio en la isla Rey Jorge, y en marzo de 1990 se hizo lo propio con la Estación Científica Pedro Vicente Maldonado, ubicada en la isla de Greenwich.

Hay un detalle del todo relevante en la presencia de Ecuador. De los 53 países que forman parte del Tratado tan solo 29 son consultivos: tienen voz y voto en las decisiones. Con un simple no, pueden vetar cualquier propuesta. Además de pertenecer a este selecto grupo, no debemos obviar otras cuestiones: en la Antártida se encuentra el 90% de las reservas mundiales de agua dulce, uno de los recursos que van a escasear en un futuro no muy lejano, a lo que se suma una gran presencia de petróleo, metales y minerales.

Ecuador desarrolló su XXII Expedición con éxito (foto).