‘El campeón es el que supera sus propios límites”

El veterano atleta Segundo Simba es una de las figuras indiscutibles del deporte quevedeño. Su carisma que conjuga con su edad y elocuencia, hacen de este deportista un ganador, sobre todo cuando lleva consigo la cantidad de medallas y trofeos en las competencias atléticas en las que ha participado.

‘Don Simba’, como es llamado cariñosamente por sus amigos y compañeros de deporte, nació en el cantón Pujilí, provincia de Cotopaxi, el 21 de junio de 1932. El pasado viernes cumplió 86 años.

Su juventud la vivió en su tierra natal. A los 20 años de edad se radicó en Quevedo donde formó su propia familia, en la que tiene 12 hijos. Su nombre completo es Segundo Santos Simba Córdova.

Pese a que muchos creen que Simba fue atleta durante toda su vida, en realidad empezó a los 75 años de edad, hace unos 11 años. Hoy nos cuenta algunas de sus tantas anécdotas:


Llegué a Quevedo en 1952. Era un pueblo pequeño, con unas cuantas casas fuera del actual centro de la ciudad, donde todo mundo vivía en casas de caña y madera.

Sin embargo, la ciudad ya demostraba ser pujante y crecía rápidamente. Yo trabajé como vendedor de agua. La ciudad no tenía de un servicio de abastecimiento del líquido vital, y yo cargaba burros con pequeños tanquecitos de agua, que extraíamos del río, que era muy limpio, no lo que es ahora.

Con el paso de los años trabajé en la agricultura y hasta fui albañil. Como atleta empecé a los 75 años de edad, hace unos 11 años. Ya estaba retirado de cualquier actividad laboral por mi edad y porque ahora mis hijos me ayudaban. Sin embargo, no quería quedarme en la casa sin hacer nada.


Mi primera carrera fue en el año 2007, en la 16k de la Marina de Guayaquil, a la cual recuerdo como una experiencia única. Me sentí algo mal porque me dejaron atrás, al último desde el inicio, pero me destaqué en la carrera y quedé en el segundo lugar en mi categoría.

De aquella carrera recuerdo que un señor le dijo que había llegado a un buen puesto entre todos los atletas, por lo que le pregunté: “¿Por qué me dice eso si llegué casi al último entre todos?”, y él me contestó: “Los demás se subían a los carros o motos para adelantarse y hasta se daban tomaban atajos para llegar más rápido”. Me sorprendí, que ese señor me haya observado durante toda la carrera.

Así fui como aprendí que no es campeón el que llega primero, sino el que vence sus fuerzas y llega a la meta. Yo, a mi edad aún estoy en óptimas condiciones físicas para seguir compitiendo.

Entreno todos los días recorriendo varios lugares de la ciudad, como la Ruta del Río, el Grupo de Fuerzas Especiales, anillo vial, entre otros lugares.


Muchos jóvenes no quieren saber nada del deporte, pero yo les digo, con mi experiencia vivida que es muy buena. No se trata de cuánto me paguen por hacerlo, porque de hecho, yo como atleta más bien recibo ayuda de personas de buen corazón para poder competir.

Esto se trata de cómo estoy físicamente, de cómo cuido a mi cuerpo, de darme bienestar y salud. En mi casa conservo un sinnúmero de medallas. A todo lugar que voy, la gente me recibe con mucho cariño, porque me consideran un ejemplo para los deportistas, eso me llena de mucha alegría.